El pasado 20 de mayo el pueblo venezolano protagonizó un legítimo acto de desobediencia civil, produciéndose el más grande paro cívico que ha conocido el país. Más de 80% de la población rechazó la farsa electoral con que Nicolás Maduro pretende entronizarse en el poder.
De esa manera quedó claramente demostrado que nuestra patria y nuestro pueblo son mucho más grandes que las adversidades. Que los venezolanos ni se compran ni se venden y por eso han activado su principio de legítima defensa, declarándose en desobediencia civil para rechazar a un régimen que los martiriza y los oprime, porque los venezolanos estamos obstinados de ver a nuestro pueblo padecer las más grandes necesidades.
La población en general está cansada de ver una camarilla corrompida robarse el dinero de los venezolanos, la población padece de desnutrición por la grave escasez de alimentos. Hombres, mujeres y niños mueren por falta de atención y medicamentos en centros hospitalarios. No queremos ver las cárceles llenas de presos políticos, no queremos seguir viendo a militares que son detenidos porque ya se cansaron y se avergüenzan de sostener a una narcotiranía.
La verdad estuvo patentizada en la desolación de todos los centros de votación donde solo había activistas o acólitos del régimen. Por lo tanto, Maduro quedó sin legitimidad, y tiene que ser separado de la Presidencia de la República para dar paso a un gobierno de transición nacional, porque él es el obstáculo entre el sufrimiento y el progreso.
Ese progreso, esa paz y esa justicia las vamos a alcanzar con el apoyo de la comunidad internacional, que ya comenzó a intensificar las sanciones y debe activar el principio de la injerencia humanitaria para desarrollar el concepto de protección y resguardo de un pueblo oprimido.
Venezuela saldrá adelante. Hoy más que nunca tenemos futuro. Vamos a comenzar a escribir la historia buena que merece protagonizar el bravo pueblo venezolano. Debemos intensificar la desobediencia. A partir de ahora tenemos que insistir en que se inicie la etapa de instalar un gobierno de transición nacional para ponerle punto final a este capítulo aciago, doloroso y muy oscuro de nuestra historia. Venezuela tiene futuro y saldrá adelante y victoriosa con todos sus hijos.