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Desmemoria y cuenticos chinos del castrochavismo continental

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En su Memoria y Cuenta del año 2018 caletreada hace días ante la ilegítima cubana asamblea constituyente, el usurpador Nicolás Maduro repitió mentiras y bajo ataque de amnesia, no dio saldos de asesinatos, emigración epidemias, hambrunas, desnutrición y otras calamidades de origen oficialista.

Desde su inicio este régimen fue militarizada coba populista. En flux y corbata durante su primera campaña presidencial Hugo Chávez juró su convicción demócrata republicana soberana, ya electo de inmediato se ungió como rey socialista del siglo XXI en uniforme militar y entregó servilmente el país a Fidel Castro y su G2, legado vendepatria esclavizador que rige hasta hoy.

Usó como patrimonio personal y de su pandilla la enorme renta petrolera bien administrada por la anterior Pdvsa hasta saquearla, así obtuvo mucho pueblo mendigo que sucumbió a sobornos y chantajes muy embelesado en el fidelista discurso patriotero. Ahora su ilegítimo, ilegal heredero con mafia incluida tiene 14% de seguidores como siempre sujetos a espionaje, amenaza y castigos crueles en su tiranía de prisiones, torturas, ejecuciones, destierros y matanzas. La represión criminal que sostiene a su ensangrentado trono.

Ofertas de eliminar la corrupción administrativa calificada como lacra exclusiva de toda democracia liberal capitalista se convirtieron en el pretexto para acrecentarla por expropiaciones, robos directos del dinero público petrolero desde el propio Banco Central y su banca sucursal nutrida con el sucio sistema del doble y triple dólar subastado, fechorías mineras para venta o regaladera ilícitas a Cuba, islitas caribeñas, países con helipuertos distributivos de cocaína y otras drogas, siempre a la cabeza una élite privilegiada de familias y gabinetes ministeriales narco-ejecutantes, padrinos con ahijados en Fuerte Tiuna, Miraflores, la ONU y hasta en el Tribunal Penal Internacional de La Haya. Mientras lo maldicen se adueñan del capital nacional que su odiado imperio yanqui paga puntual por el ahora escuálido producto petrolero.

Cosas sabidas, nada nuevo. Durante veinte años, todo esto y mucho más se conoce por las vías de comunicación primero libres, paulatinamente suprimidas hasta la censura cabal que hoy mantiene ignorante sobre la verdad de su entorno y del planeta al venezolano promedio sin acceso a prensa libre. Versión tropicalizada que fusiona métodos fascistas de izquierdas y derechas, agarraditos de armas Mussolini, Mao, Hitler, Stalin, Fidel Castro, Rusia, China, Turquía, Corea del Norte, Irán, sus camaradas de la América tricontinental y sus ecos ya en parte de España.

Pero hay una diferencia sustancial en este fenómeno. El populista de las derechas grita su terrible maldad, se puede y debe rechazarlo frontalmente por medio de legislaciones democráticas. El de izquierdas a lo Díaz- Canel, Lula, Kirchner, Daniel Ortega, Evo Morales, Nicolás Maduro y sus esbirros cívico-militares implantan triquiñuelas delictivas supracapitalistas, corruptas hasta los tuétanos, bajo mitos de engaño populachero, sin un mínimo control estatal, como credo para sociedades ya rehenes. Así sostienen a sus oligarcas de neomonarquías burguesas bolivaristas con nombre de “bolivarianas”. Quien no los conoce que los compre. Si es cómplice siga callado, o denigre miedoso del nuevo presidente constitucional Juan Guaidó. Si decide ser eterna víctima, pues continúe pasivo.

Quien está fuera de ese juego macabro, en Venezuela todavía tiene una opción si actúa por mandato de su protectora ley constitucional cuando esta lo convoque para ejercer el decreto 350 que lo habilita para rebelión y total desobediencia civilista. Llegó su hora, no se la pierda otra vez…

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