No es fácil dejar de ser abogado, tal vez, porque quien lo es, a medida que más lee, termina creyendo que es un sabiondo, no tanto de la ley, que concluye interesándole poco al darse cuenta de lo complicado de observarla. Más bien, se pretende letrado en lo concerniente a lo que es el Estado, el gobierno, el poder y muy particularmente cómo deben estatuirse y funcionar. Pero, además, la idoneidad, profesionalidad y competencia para conducirlos.
Se escucha, también, que los abogados exitosos manejan eficientemente la lógica, convencidos de que la comprensión de la ley lleva implícito el sentido común, la razón, el pensamiento, la intelectualidad, la dialéctica y la argumentación. Pudiera, por tanto, afirmarse, que ello determina la tendencia, por parte de aquellos, al análisis y a la inserción, nada más y nada menos, del complejo arte de la política.
Este es el preámbulo de una reunión en la plaza Francia de Altamira, en Caracas, a las 12:00 del mediodía del martes 30 de abril, pasadas ya algunas horas del ruido de sables de una madrugada, que generó la esperanza en los venezolanos en la lucha de los ya largos 20 años transcurridos, para poner término al desastre más destructivo de la historia de un país, privilegiado por la mano de Dios. Asisten Rafaela Gutiérrez, politóloga de la UCV, con posgrado en Nueva York; Julián Monteverde, ingeniero de la Simón Bolívar, pero dedicado a la asesoría y estrategia política; Santiago Padrón, periodista de París II y Alexa Ortiz, CEO del grupo Vita, inserto en el diseño de sistemas electorales confiables. El expositor sería Manuel Plaza, abogado, doctor y profesor en leyes de la Complutense de Madrid, quien, sin interesarle, si se vanagloria o no, se autocalifica uno de los más ilustrados para el tema venezolano.
El chavismo madurismo, expone el destacado académico, no solo ha acabado con el país sino que ha sido, también, un reto a Estados Unidos, a Rusia y a China, a sus políticos y sus políticas, por lo que es una evidencia de que el mundo ha cambiado, incluyendo las pautas de la planificación global y sus consecuencias económicas, políticas y hasta militares. La alteración ha sido tan sustancial que el poder del poderoso nos recuerda la fábula de David contra Goliat, con la advertencia de que el primero no ha derrotado al segundo. Más, por el contrario, se le ha escabullido y lo mantiene enredado. Me perdonan, pero no consigo otra manera de explicarlo.
He calificado esta disertación como «El desahucio», para magnificar el acontecimiento incomprensible, referido a la metodología puesta en práctica ante la debacle venezolana, por los países que han encontrado en el rule of law y las pautas de la democracia liberal el camino para consolidarse. Si preguntara si estoy en lo cierto,al subsumir la plétora de medidas, sanciones y penalidades, aplicadas por la comunidad de naciones, para poner término a la carnicería venezolana, en un símil de la acción legal por la que se expulsa a la persona que ocupa o tiene arrendada una casa o un terreno. Esto es, un juicio de desalojo para impedir que una media docena de personajes grotescos sigan haciendo uso del fundo alquilado por los venezolanos, a pesar de que estos últimos, con el auxilio, inclusive, de los referidas potencias mundiales y de la comunidad internacional, esgriman un incumplimiento del affitto o leasing. Estamos de acuerdo con su señalamiento, responde con prontitud Alexa Ortiz, apreciación a la cual se suman los restantes. No hay dudas de que usted es un abogado sabiondo.
Excúseme, profesor, acota Rafaela Gutiérrez, pero agregaría que el inquilino contesta con absoluta desfachatez que es a él a quien corresponde la potestad de decidir si el contrato de alquiler es legal, válido y vigente. Pero, además, se mofa de la demanda de desalojo, situación que terminan corroborando, por un lado los soldados que le apoyan, aparentemente, todos, y por el otro, los jueces del terror, agarrados por el gobierno de la raíz de la parte íntima que más duele al humano, como garantía del empleo y de obvenciones usuales del pillaje por medio del cual la mal denominada revolución bolivariana convirtió en paupérrimo a un país rico. Así es, manifiesta Santiago Padrón, pero adicionando que el arrendatario se ríe con desparpajo, tanto de los países poderosos, como de la ONU, OEA y organismos internacionales restantes. ¿Se habrá producido, acaso, el abandono de las pautas geopolíticas, por lo menos, en lo relacionado al sentido común? pregunta el profesor, respondiendo él mismo: ¡Dios sabrá!
Perdone doctor Plaza, pero ha sido el Señor quien nos ha alertado a no equivocarnos, diciéndonos: ¡A Dios rogando, pero con el mazo dando! A Venezuela la ha destruido un régimen satánico que descarga sus armas de fuego ante protestas cívicas, por lo que si no se le responde ensenándole los dientes, faltaría muy poco para tener una segunda Cuba en el Caribe. Las pautas relativas a la soberanía, interpretada por estas nuevas dictaduras, han de compaginarse con la necesidad de la paz, cuya atención privaría para que pase a ser un interés primario por respetar. Usted, cercano a los líderes mundiales que se han esforzado por la salvación de Venezuela, debería asumir ante nosotros el compromiso de convencerles, como trató Kofi Annan al expresar: ¡Si la intervención humanitaria es, en realidad, un ataque inaceptable a la soberanía, ¿cómo deberíamos responder a situaciones como las de Rwanda y Srebrenica (Léase Venezuela), y a las violaciones graves y sistemáticas de los derechos humanos que transgreden todos los principios de nuestra humanidad común? (El concepto de la responsabilidad de proteger, Roberto Garretón, El Diálogo Intercultural y los Derechos Humanos).
Se trata de cambiar el infierno por algo menos satánico. Ocasiones nos sobrarán para reencontrarnos en una ruta seria para la reedificación de Venezuela. Y la justicia transicional, con un tribunal como el de Nuremberg, sería una dupla idónea ante el holocausto caribeño.
Además, afirma Julián Monteverde, deberíamos actuar tomando en cuenta que por más convincentes que parecieren algunas consideraciones en un determinado momento, es posible que más tarde se presenten otras todavía mas convincentes a favor de la opinión contraria (Jonathan Wolf, Filosofía política, 2001). Con respecto al proceso concurrente de hechos criminales en Venezuela, deberíamos felicitar lo que hasta ahora se ha hecho para desalojar al gobierno del fundo, por lo cual incluiríamos las consideraciones que han privado para tales acciones. Pero, la situación hoy es otra, adiciona Monteverde, por lo que el ojo por ojo y diente por diente, con las adecuaciones del tiempo y del viejo al nuevo testamento, demandan acciones adicionales, incluyendo las de fuerza.
¿Usted está planteando entonces la ley del Talión?, pregunta el académico.
¡Y por qué no!
Se trata, acudiendo, precisamente, al desahucio por usted traído a colación, de prohibir por la fuerza, que deriva de la propia Constitución, la entrada del actual gobierno a Miraflores. Y para el caso de que hubiere entrado antes de que tomara posesión la fuerza pública para impedirlo, que esta última, con instrucciones precisas, no dejaría que salga de Misia Jacinta. Allí se entregarían a la justicia, ordinaria o transicional.
Responden, no solo el interviniente, sino al unísono todos los presentes.
Una multitud que enterada del evento ha ocupado masivamente el salón del Centro Cultural Chacao.
El profesor Plaza concluye que como el pueblo que representan los concurrentes ha hablado en forma acertada, se les convoca a un seminario a los 3 días siguientes al cese de la usurpación, titulado «¡No a las errores del pasado”. Enseña el libro Contra el fascismo de Umberto Eco (2018), que servirá de guía, reiterando que hemos salido del Hitler criollo, pero hay que tener en cuenta que puede volver todavía con las apariencias mas inocentes. Para despedirse de la audiencia recuerda con Eco que el 4 de noviembre de 1938 Roosevelt dijo: “Me atrevo a afirmar que si la democracia deja de funcionar como una fuerza viva, intentando mejorar día y noche con medios pacíficos las condiciones de nuestros ciudadanos, la fuerza del fascismo crecerá”. Los aplausos son mucho más estridentes y la fila de interesados para la inscripción al evento ocupa más de un par de kilómetros.
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@LuisBGuerra
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