I
Algunas calles desoladas. Otras llenas de un río de gente que camina con cara de hartazgo. Santamarías abajo o negocios abiertos pero a oscuras, solo aceptan efectivo. Ya comienzan a deambular hombres, mujeres y niños con botellas, botellones y botellitas vacías en busca de un chorrito de agua. Si no fuera por el calor del verano, la luz incandescente del sol de este lado del mundo, se diría que los famosos dementores que le chupaban el alma a Harry Potter pasean enseñoreados por el cielo venezolano.
Los espectros que nos succionan la vida, la esperanza y la alegría no son oscuros, negros, como en el libro de J. K. Rowling, sino rojos, eso ya lo sabemos. Será por eso que los vemos fácilmente en la oscuridad de la noche sin luz, cuando ya el maravilloso cielo venezolano pasa de casi blanco a totalmente negro.
Admiro a los que tienen la capacidad de lavarse la cara con un vaso de agua y salir con una sonrisa cada día a trabajar. Es como si tuvieran una varita mágica y pudieran invocar un hechizo: “¡Specto patronum!”, que los protege de esta pesadilla que nos cae en los hombros y que pesa tanto que nos rebaja hasta el suelo.
Debemos hacer el intento. Debemos resistir.
II
En medio de esta debacle, solo vemos al dementor designado como vocero decir que todo se debe a una célula terrorista que se ha empeñado en atentar contra el sistema eléctrico nacional. Este espectro no necesita una gran túnica y capucha que le tape el rostro, porque es su cara lo que más asusta. A pesar de la gravedad de la situación, a pesar de que sus connacionales están sufriendo lo indecible, a él no se le mueve un músculo de la cara.
Cualquiera pudiera decir que se ha inyectado tanto bótox que ninguno de sus músculos faciales reacciona, pero no lo creo poseedor de tanta coquetería. Yo creo que, haciendo gala de su condición, ha sido puesto delante del micrófono precisamente por eso, porque sabe mentir sin que se le mueva un músculo; porque su risita burlona cuando muestra frente a las cámaras capturas de pantallas de supuestas conversaciones de supuestos terroristas lo que indica es satisfacción, como diciendo: “Tengo el espectáculo bien montado”.
Alguien dijo alguna vez que su posición ante un ministerio tan importante se debía a su gran capacidad para manejar los mensajes y manipular las masas. Cada tres palabras él lanza una frase bien pensada: “Célula terrorista”, “ataque terrorista”, “grupo terrorista”, “cabecilla terrorista”, y otra vez “célula terrorista”, “ataque terrorista”…
Él sabe que eso funciona. Lo que no toma en cuenta es que 98% del país no puede verlo ni oírlo.
III
Solo quiero agregar algo que tuiteé hace unos días. La palabra “psiquiatra” comienza igual que la palabra “psicópata”. Y no son excluyentes.
@anammatute