Se inicia el segundo trimestre del año en curso, un año que ya está marcado por el mayor desastre sanitario sin precedente alguno en la historia contemporánea de Venezuela e incluso en toda la extensión de América Latina.
Los derechos humanos más fundamentales siguen siendo violados en nuestra querida Venezuela, secuestrada por uno de los regímenes más nefastos de toda la región y hasta pudiera afirmarse que se compara o quizás supera a las más violentas y devastadoras dictaduras que se conocieron a través de la historia de Latinoamérica.
Venezuela es un país sometido a un desastre a escala nacional, que ha ocasionado igualmente un número considerable de pérdida de vidas humanas, tal como acontece en aquellos ocasionados por la naturaleza, ejemplo terremotos o inundaciones, solo que a diferencia de estos, el desastre en nuestro país ha sido provocado por el hombre, y esta connotación forma parte de la clasificación de desastres aceptada por expertos en la materia y que se pueden presentar en cualquier país del mundo.
Lamentablemente nos ha tocado vivir la historia más terrible y oscura, la cual quedará para siempre en la memoria de los venezolanos, con la enseñanza de que situaciones como estas no se deben repetir jamás, por el futuro de las nuevas generaciones. El derecho humano esencial, como es el acceso al agua potable y el cual fue aprobado en el año 2010 por la Organización de Naciones Unidas, está siendo violado y enajenado en sus dos aspectos fundamentales: calidad y cantidad. No solo en los actuales momentos, con la grave escasez de la misma que se sumó al colapso eléctrico del pasado mes y el cual no se ha solventado todavía, ya, desde hace unos dos años los venezolanos venimos sufriendo el racionamiento del líquido vital.
El agua es fundamental para todo tipo de vida en el planeta, y es que la preservación de la vida depende de la misma. Sobre la emergencia humanitaria compleja que atraviesa Venezuela, la cual es evidente desde hace dos años, pesa de manera importante la crisis de agua en los actuales momentos porque es la puerta de aparición de grandes brotes epidémicos de enfermedades presentes y que ya eran un problema de salud pública. Una de ellas es la Hepatitis A, la cual hemos mencionado en anteriores publicaciones, y que constituye una de las afecciones que se está observando con una incidencia alarmante en la actualidad y ocasionada por el consumo de agua contaminada. De hecho, se han denunciado fallecimientos por esta enfermedad que se puede complicar con una hepatitis aguda fulminante. Pero la alerta epidemiológica es mayor aún, ya que en nuestro país en estos momentos no hay vacunas contra esta enfermedad, y es una vacuna que debe estar presente en el esquema de vacunación.
Las diarreas agudas, es otro de los padecimientos que se presentan con relación al consumo de agua contaminada, los niños son los más afectados. Inclusive hace dos meses, en el estado Anzoátegui, hubo una gran cantidad de casos causados por gérmenes que se encuentran más que todo en aguas contaminadas, también se reportó fallecidos. Por supuesto que las diarreas causadas por parásitos, como la amibiasis o la giardiasis. están a la orden del día en estas situaciones. La escabiosis o sarna ya se estaba observando una gran cantidad de casos desde hace dos años, y en cualquier nivel social, por supuesto es indudable que esperemos una reagudización de esta patología de aquí en adelante causada más que todo por inadecuadas condiciones de aseo e higiene personal.
En fin, entramos en una etapa de alerta epidemiológica al máximo relacionada con la escasez y la mala calidad del agua. además de las condiciones de insalubridad y la falta de saneamiento ambiental, los cuales también se se suman a este cuadro de alarma extrema, manteniendo una puerta abierta de manera permanente a muchas enfermedades, las cuales ya estaban presentes y que aumentaran de manera considerable.
La población desesperada ante la escasez prolongada del agua tiende a recoger el líquido de cualquier tipo de fuente, que pudiera tener un alto riesgo de contaminación. Ante este panorama devastador para la salud pudiéramos decir que entramos en una catástrofe o debacle sanitaria a escala nacional y que se impone la necesidad de asistencia humanitaria externa a corto plazo.
Nuestra querida Venezuela se transforma cada día más en un país primitivo, en manos de un modelo fracasado en todos los aspectos. No obstante, el régimen es sumamente hábil para destruir emocionalmente a los ciudadanos, lo cual no lo podemos permitir. Está en todos nosotros luchar con más fuerza, para decirle: Ya basta, hasta aquí llegaste.