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La daskalogenia intencional

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La daskalogenia intencional

José A. Peña

Sobre la daskalogenia un colega me comentó un video en el que se apreciaba a un “maestro” dentro de un aula infringiendo castigo físico a un niño; además de golpearlo con puños y patadas, lo agredía verbalmente, mientras el temor se apoderaba de sus compañeritos, lo que los obligaba a guardar silencio y tener una actitud contemplativa; era una escena deplorable, y la actuación del “maestro”, en todos los sentidos, resultaba bochornosa.

El video nos lleva a preguntar, respecto a la conducta del “maestro” maltratador, si este era consciente de lo que hacía, o sobre el propósito que perseguía con su actuación, o si esta era una conducta cíclica; pero, sobre todo, qué secuelas tendría en los estudiantes.

El poder, como tal, se entiende como la posibilidad que tiene un individuo para controlar y disponer de la voluntad de otra(s) persona(s), el cual, esencialmente puede provenir de: a) el conocimiento que posee; b) la posición jerárquica de los individuos; y c) la superioridad corpórea y de fuerza física. Considerando el contexto educativo, en un aula de clases los docentes actúan desde alguna de las posiciones de poder señaladas, y el video es un claro ejemplo de que el “maestro” actuó desde la tercera posición.

En tal sentido, hemos definido la daskalogenia como la mala o inadecuada praxis docente, capaz de producir en el estudiante alguna afectación, bien sea emocional, física o intelectual; siendo precisamente el poder uno de los factores que la condicionan.

Ahora bien, si un docente sabe de la posibilidad de que su acción puede causar algún daño en los estudiantes, estaremos ante la daskalogenia consciente, como por ejemplo, cuando el profesor se niega a dar los resultados de alguna evaluación, sabiendo que esto puede afectar emocionalmente a sus estudiantes por la angustia que les genera el no saber si resultaron aprobados; pero si, además de lo señalado, el propósito que persigue el docente con su acción es causar daño al estudiante o al grupo de escolares, estamos ante la daskalogenia intencional.

De modo que la daskalogenia intencional ocurre cuando el docente, adrede, trata de infringir o causar algún daño a un estudiante, obviando las consecuencias que su conducta pueda ocasionar, tal como es el caso descrito en el video.

Además de situaciones de agresión física como las señaladas al inicio, la daskalogenia intencional también puede estar dirigida a provocar un clima de rechazo hacia un estudiante, a través de la burla o por manifestaciones discriminatorias a causa de su orientación sexual, de su raza, de la nacionalidad o de la religión que se profese.

Asimismo, dentro del esquema de la daskalogenia intencional, también se ubica la acción que provoque el docente para incitar cualquier tipo de maltrato hacia un estudiante, o mediante alguna situación de acoso, particularmente el sexual.

La daskalogenia, en general, apunta al resquebrajamiento de un adecuado proceso de enseñanza y aprendizaje, pero la daskalogenia intencional, en particular, se enmarca en la violación de las garantías y derechos humanos que impiden el buen desarrollo de los estudiantes, pudiendo causar daños irreversibles en su salud física y emocional, con las posibles consecuencias que esto pueda tener para la sociedad.

A pesar de que la daskalogenia intencional a veces no es previsible –pues depende de la conducta que en un momento determinado desarrolle el docente–, se debe evitar que la misma sea repetitiva, por lo que es necesario que los mismos estudiantes informen cualquier situación irregular que aprecien; igualmente, los padres y representantes deben estar atentos a las manifestaciones de sus hijos, por lo que se recomienda hacerles preguntas que ayudan a conocer el clima que se desarrolla en el aula, como pueden ser: ¿Cómo te fue hoy en la escuela? ¿Cómo te sientes en tu salón y en la escuela?

Finalmente, la escuela como institución orientada a garantizar la formación adecuada de los educandos en los ámbitos intelectual, moral y biopsicosocial no debe permitir ni ser permisivos de situaciones de daskalogenia intencional, y actuar de manera oportuna ante los órganos competentes, y proceder de modo inmediato a la suspensión del “docente”, pero enmarcando toda acción en el debido proceso.

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