Federica Mogherini, alta representante de la Unión Europea para las Relaciones Internacionales y vicepresidente de la Comisión de la UE, considera -y así lo plantea- que el diálogo entre la tiranía de Nicolás Maduro y la oposición venezolana, a la fecha de hoy, es la solución para salir de la crisis de gobernabilidad que agobia a los venezolanos.
La funcionaria italiana integra junto con 12 países de Europa y América Latina el Grupo de Contacto con el fin de aportar soluciones a la crisis de poder existente en Venezuela.
Esta concentración de naciones ad hoc fue instaurada bajo la iniciativa dirigida de la presidencia de Uruguay, luego de creado el Grupo de Lima, peruana iniciativa extra Organización de Estados Americanos.
Está bajo los buenos oficios diplomáticos de México, Argentina y Colombia; se reúnen para agilizar una salida negociada al margen de la marcada por la OEA, pero en igual sentido y plena ebullición violenta en Venezuela.
La UE solidaria con regímenes de libertades, a pesar de haberse manifestado solidariamente con antelación, presta su participación como demostración hacia los pueblos en riesgo de ser sometidos a tratas violadoras del derecho universal del hombre.
Toman conciencia los funcionarios de la institución del deterioro social existente a todos los niveles por el desgobierno de Nicolás Maduro Moros y reedita esfuerzos al sumarse al Grupo de Contacto.
De no prever la verdadera intención de la república del este, terminará cayendo en la trampa del gobierno comunista de Uruguay que incentiva este cónclave para terciar ante la reunión del Grupo de Lima.
Con el conciliábulo de Montevideo buscan una alternativa a la cubana que le permita a Maduro, como en el pasado aconteció, ganar tiempo a la espera de mejores momentos que hicieran olvidar a los oriundos de la nación bolivariana los desmanes cometidos, con promesas huecas.
Omitiendo a la OEA, las Naciones Unidas.organizaciones no gubernamentales y la Iglesia, Mogherini considera que es el Grupo de Contacto el que reúne las bondades necesarias para –como lo expresara en el Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores de la UE– “abrir el camino para una mediación formal o facilitación, que podría ocurrir mientras progresamos con los trabajos del grupo”.
La destacada funcionaria no cae en cuenta de que a los extremistas solo les interesa ganar tiempo para así apaciguar los ánimos encontrados que producen sus fechorías, para luego continuar profundizando la revolución que aspiran los cubra con el manto de la impunidad.
Mientras, Antonio Tajani, presidente del ente legislativo Eurocámara, critica la situación actual y adversa a los extremistas venezolanos en su afán por empobrecer social y económicamente el país, como por igual la violación sistemática de los derechos humanos.
Muestra inequívoca de ello es la entrega del Premio Sájarov 2017 de los derechos humanos a los presos políticos venezolanos por parte de la Eurocámara.
En estos veinte años de ejercicio democrático incierto han sido muchos los intentos de conciliación por personalidades e instituciones entre las posturas de la oposición por más democracia y el desvío de los gobernantes hacia la dictadura.
Hugo Chávez Frías y Nicolás Maduro intentaban sin pausa alejarse de un régimen de libertades y respeto del legajo constitucional, por el encausamiento totalitario del poder hasta su más primitiva concepción de dominación; la explotación del hombre por el hombre.
Podría mostrar a ustedes en este espacio múltiples reclamos de los mediadores o acompañantes de buena voluntad ante los incumplimientos por parte de los mandadores, pero me remitiré a lo reprochado por la Iglesia Católica de Roma, por su canciller Pietro Parolin en 2017, al considerarse burlado.
El mandatario en funciones omite cumplir aspectos básicos convenidos en las conversaciones practicadas desde 2016 en Caracas en presencia del nuncio papal, monseñor Celli.
También la misiva enviada por el papa Francisco a Maduro cuando este insistió recientemente al prelado en que la Iglesia de Roma volviera a ser mediadora.
La versión a la cual apelo es la publicada por el medio italiano Corriere della Sera en su edición del 13 de febrero de 2019, que extrajo algunos tópicos de consideración noticiosa de una carta que fue ratificada por la casa de san Pedro como privada.
El jefe de la Iglesia trató en todo momento a Maduro Moros como señor y no como presidente, lo cual para muchos es una muestra de distanciamiento y disgusto.
“Sin embargo, no se trata de un diálogo, rubrica el guía espiritual, sino que las diferentes partes en conflicto deben poner el bien común por encima de cualquier otro interés y trabajar por la unidad y la paz”.
Recordó el papa Francisco que la Iglesia estuvo presente en Caracas y se estableció una serie de condiciones previas acordadas, las cuales no fueron cumplidas por el oficialismo.
En referencia a las jornadas de diálogo de 2016, la Mesa de la Unidad Democrática en exposición pública coincidió con la Santa Sede en no haberse iniciado un masivo plan de ayuda humanitaria, la libertad de los presos políticos y la implementación necesaria para realizar elecciones libres y transparentes; lo cual les obliga a no asistir a los encuentros por considerarse burlados.
Federica Mogherini debe pisar con seguridad en estos momentos, sobre todo cuando los rusos y chinos intentan, como es el caso de Noruega, lograr un diálogo burlón el cual los venezolanos rechazan.
El bien logrado prestigio de la Unión Europea podrá verse mancillado por las tercas bien intencionadas motivaciones de la señora Mogherini en querer sentar a conversar a los grupos enfrentados.
En la época que vivimos debemos estar claros, el diablo anda suelto y la ministra de Exteriores del viejo continente quiere saber si es verdad que el rabo que arrastra quema.