Esta semana escuchamos a Nicolás Maduro en una de esas largas cadenas anunciar unas llamadas “medidas económicas”, que como siempre son más de lo mismo. Insiste en arbitrariedades que solo agravan la catastrófica situación económica que pulverizó a toda clase social, y que creó una única clase distinta a los enchufados: Los Precarios, tal como la hemos denominado en Unidad Visión Venezuela.
Luego, escuchamos al vicepresidente Tareck el Aissami, “más enredado que un kilo de estopa” como reza el dicho popular, tratando de explicarlas.
Una de las medidas indica que se acabó la subasta Dicom en dólares, pues ahora será en otras divisas. Me gustaría que un “experto económico del gobierno” me explicara, por ejemplo, cómo van a hacer para determinar una tasa de cambio entre el bolívar y cualquier otra moneda sin usar el dólar del “imperio”.
Decisiones arbitrarias que solo incrementan el colapso de un modelo económico y que entre sus resultados tangibles está que hoy ni siquiera las entidades bancarias disponen de papel moneda para sus usuarios. Y que por ello tengamos una especie de corralito financiero, en el cual ni los viejitos pueden obtener lo poco que perciben por concepto de pensión. Deben acudir todos los días de la semana al banco para poder retirar, poco a poco, la totalidad de su devaluado pago, que no les alcanza para comprar ni un cartón de huevos.
Asombra observar que la realidad es que ya van tres semanas que no llega un solo papel moneda a los bancos, que la inflación acabó con el nuevo cono monetario y que con este nuevo aumento seguirán creciendo Los Precarios en nuestra Venezuela.
De acuerdo con fuentes bancarias, existe una carencia de tres millones de billetes de distintas denominaciones. Y la mitad de los cajeros de la banca pública están inutilizados por la falta de efectivo, ni hablar de la banca privada. Mientras, “el marroncito” de cien bolívares continúa representando la única alternativa para los pagos de menudeo de los venezolanos, la única rectificación que debe reconocérsele al gobierno, aun cuando se mantiene la amenaza de su retiro como parte del inexistente “cono monetario.
Lo cierto es que después de los anuncios de Nicolás nos espera la aceleración de la debacle económica, aun mayor a la que hemos padecido hasta ahora porque con esas “medidas” empeora la crisis y sus efectos destructivos serán, sin duda alguna, mayores a los tres huracanes que hoy azotan el Caribe.
Finalizo ratificando la imperiosa necesidad de que se abra un canal humanitario que ayude, en lo inmediato, a paliar esta hambruna. Sin embargo, esto no es ni será suficiente; no obstante, es indispensable, urgente, para atender esta tragedia de forma inmediata.
Por ello, en Unidad Visión Venezuela venimos trabajando en esa propuesta económica integral y sustentable. En un plan fundado en el diálogo constructivo y la acción cooperativa, apoyado en la inversión urgente, y que nos demanda muestra ciudadanía para reconstruir a Venezuela.
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