La principal estrategia sigue siendo la unidad, es la única forma en la que podremos derrotar a este régimen como lo hicimos en el año 2015.
Cuando Nicolás Maduro habla de ir a elecciones parlamentarias, la respuesta lógica es exigir las elecciones generales, para así legitimarnos a todos los niveles.
Con este mismo Consejo Nacional Electoral, Tibisay y compañía, ganamos por paliza en 2015, porque la gran mayoría salimos a votar y las trampas de CNE-PSUV no pudieron con esa avalancha de votos. No creo que sea tan difícil entender eso, ¿o es que en 2015 el régimen no hacía trampa?
Sobre el 20-M solo debo decir que ya basta de mirar atrás, hay que ver y proponer cómo salimos adelante.
Solo que si la mayoría que se abstuvo hace un año hoy estuviera cohesionada frente a una propuesta, tal vez habría valido la pena.
Desde Unidad Visión Venezuela estamos convencidos de que deberíamos aumentar la apuesta de Maduro, exigiendo la liberación de los presos políticos, la legalización de los partidos, la designación de un nuevo ente electoral, una observación internacional calificada durante todo el proceso y la realización de elecciones generales.
Es decir, enfocarnos todos en un cambio de CNE que otorgue garantías electorales mundialmente aceptadas, con observadores internacionales válidos e imparciales con el fin de recuperar el voto como instrumento de cambio. ¿O es que el objetivo final de la estrategia planteada no es lograr elecciones libres?
En pocas palabras -a nuestro juicio- si todos empujamos para que hayan elecciones con nuevas autoridades, legalización de los partidos y eliminación de puntos coercitivos tendremos éxito, pero si seguimos enfocados en primero salir del gobierno y luego elecciones, el juego seguirá trancado.
Nuestra lucha democrática requiere liberarnos en la oposición de una minoría extremista que la usurpa. Me refiero -para que no haya dudas- a la que nos llevó al abismo del 30-A.
Las conversaciones siguen siendo fallidas porque los negociadores opositores continúan en la actitud del todo o nada, exige como precondición la salida de Maduro. Nosotros sostenemos que esa estrategia es un error. Aún con Nicolás en el ejercicio de la presidencia podemos avanzar en otros temas.
Cordura y sensatez es lo necesario ahora, porque nuestra Venezuela está en riesgo de perder toda una generación.
No podemos permitir que sigan muriendo niños esperando por decisiones políticas. Por ello hay que sacar del país a los menores que están esperando un trasplante, aquí se van a morir todos. Desde la AN y con el presidente Juan Guaidó a la cabeza podemos buscar apoyo internacional para eso.
A propósito de las reuniones en Oslo, una buena señal sería que se pudiera lograr un acuerdo inmediato para trasladar a los niños que necesitan un trasplante de médula para sobrevivir. Este sería sin lugar a dudas una acción concreta que le devolvería a la mayoría de los venezolanos la confianza perdida en ambos sectores.
En un país en el que abundaban las riquezas no se puede seguir achacando a las sanciones el deterioro de las instituciones que venimos viviendo hace años. Es hora de que los que tienen el poder comiencen a enfocarse en la gente. ¿No podemos llegar a un acuerdo mínimo para evitar que sigan las tragedias?
Salir de Maduro con unas elecciones limpias, manejadas por un nuevo CNE, con observación internacional calificada, con condiciones electorales justas, sin inhabilitados políticos, es poner fin a la “usurpación”. Así lo hacemos los ciudadanos, no son las armas nuestras herramientas.
En fin, urge llegar a un punto intermedio entre el «vete ya» y «la revolución llegó para quedarse», y esto, ratificamos desde Unidad Visión Venezuela, es mediante un proceso electoral competitivo, transparente y certificado por agentes internacionales de reconocida trayectoria en temas electorales. Así el pueblo será el que decida quién se va y quién se queda.