Observo con preocupación el dramático llamado de la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, cuando solicita a los venezolanos salir a las calles sin retorno, como hicieron los habitantes de Sudán para sacar del poder al tirano que los mal gobernaba Omar Al- Bashir, un objetivo que lograron con el apoyo del Estado Mayor del ejército sudanés .
No menos ansias me provoca ver el informe de la Universidad Johns Hopkins y Human Rights Watch sobre la salud en Venezuela, en el que se señala el exponencial crecimiento de males que ya habían sido eliminados en 1950 y que hoy amenazan de nuevo con diezmar la nación por la ausencia de una política de salud pública.
Igual preocupación siento cuando el senador Marco Rubio indica que Estados Unidos no puede obviar la presencia de tropas rusas en Venezuela.
También, sin ir más allá, grupos paramilitares y guardias nacionales detuvieron en la costa oriental del lago de Maracaibo a cerca de treinta personas que se negaron a suspender el generador de electricidad del lugar.
Tal arrojo generó una reprimenda, lo cual trajo como consecuencia la pérdida de una criatura que llevaba en su vientre una de las jóvenes retenidas contra su voluntad. Todo ello por la brutal paliza recibida y las torturas a las cuales fue sometida junto a los demás.
Son de vieja data las denuncias formuladas por medios independientes sobre grupos fanáticos en el territorio suramericano. Muestra de ello son las detenciones de extremistas internacionales al intentar ingresar a países donde son solicitados y en los cuales se identifican como ciudadanos de Venezuela con un pasaporte válido otorgado por la autoridad nacional.
Por si ello fuera poco, los grupos extranjeros denunciados: Hezbolá, Hamás, Red Libanesa, de diversas culturas, costumbres y ausentes vínculos, han hecho de nuestros pueblos sus territorios y así los mantienen por las buenas o por las malas.
La Cruz Roja Internacional acepta el reto de llevar ayuda humanitaria a Venezuela. Mas, no es solo sustento alimenticio y medicinas, es trabajar para que la sociedad no se desarticule y en proceso de debilitamiento como grupo humano sean hordas errantes, quienes en el pasado se llamaban venezolanos.
Debemos ser un ejército al lado del voluntariado de la Cruz Roja de Colombia, Panamá, Brasil, Antillas Neerlandesas y Estados Unidos, pues esa es la verdadera posibilidad de participación popular.
Todos esperan que se materialice la llegada de alimentos y medicinas para las primeras 650.000 personas, en hospitales y centros de atención infantil, para que no mueran más hijos a causa de la hambruna que provocó Maduro Moros para intentar someterlos luego.
La esperanza de vida está depositada en el conocimiento de los técnicos del símbolo en cruz y el apoyo de todos. Seguimos en vigilia permanente por ver llegar el primer cargamento y de no ser así, a la calle de nuevo.
La periodista Giselle Goncalves, en trabajo sobre la presencia de grupos irregulares en el diario El Nacional, nos relata que 5 congregaciones disidentes de Colombia en territorio patrio son responsables de 1.068 desapariciones en 2018, ocupación de 214 escuelas para su entrenamiento, recluta de jóvenes para sus filas y autores de numerosos asesinatos de funcionarios de seguridad por interferir en sus actividades.
Recientemente, el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social publicó el informe correspondiente a la evaluación e investigación realizada con motivo de las manifestaciones públicas y sus consecuencias durante el mes de enero de 2019.
Se registraron 2.573 protestas en el país, lo cual equivale a 86 diarias, mientras que en enero de 2018 hubo 713. Dicho aumento equivale a 360%..
Refleja el mamotreto de estas 2.573 que 507 han sido nocturnas, y 1,594 por derechos políticos. En estos reclamos, por represión de las autoridades, fallecieron 35 personas.
Aun cuando se desconoce a ciencia cierta las razones, se reconocieron 8 víctimas por ejecuciones extrajudiciales.
En cuanto a las regiones, donde las protestas ocurrieron mayoritariamente, destacan Táchira con 247, Trujillo, 224; Bolivar, 222; Mérida, 208 y Miranda, 204.
Entre los que reprimen las manifestaciones se encuentran la Fuerza de Acciones Especiales (FAES), la Policía Nacional Bolivariana, la Guardia Nacional Bolivariana y los colectivos o paramilitares.
A estos se les debe sumar los conjuntos de inteligencia o chismosos. A los soplones se les conoce como Redes de Acción y Articulación Socio Política (RAAS)..
Luisa Ortega Díaz sabe muy bien que los venezolanos carecen de armas para enfrentar al gobierno, comunistas cubanos, paramilitares, guerrilleros colombianos, irregulares del Medio Oriente, rusos, iranies, guardias pretorianas y pare usted de contar.
Cualquier persona medianamente informada sabe que con los helicópteros armados se darían un festín nocturno los sátrapas del régimen sin riesgo de ser identificados.
2.573 protestas de calle solo en enero de este año, con 35 muertos por la represión, demuestra que el el parroquiano está en la calle.
Bienvenidos todos a la arena de la lucha por la libertad.