La severa crisis humanitaria y de derechos humanos que atraviesa Venezuela adquiere cada día mayores proporciones con alarmantes características. La prensa peruana ha hecho un parangón, al reseñar que “los venezolanos están igual que los rusos en el sitio de Stalingrado en la Segunda Guerra Mundial cuando se produjo el implacable asedio de los nazis: sin luz, agua, comida y medicinas”.
Esta situación ha preocupado enormemente no solo a muchos países, sino a organizaciones defensoras de los derechos humanos, entre ellas Human Rights Watch, integrada por aproximadamente 400 miembros en todo el mundo. Cada año publica más de 100 informes e información periódica sobre las condiciones de derechos humanos en 90 países, y los relativos a Venezuela durante los recientes años han sido alarmantes.
Este organismo ha manifestado que debido a la grave escasez de medicamentos e insumos médicos, para los venezolanos es sumamente difícil obtener atención médica esencial. Y la escasez severa de alimentos y otros artículos son un obstáculo para que las familias tengan una nutrición adecuada y atiendan sus necesidades básicas.
La respuesta permanente del gobierno ha sido absolutamente inadecuada. Las autoridades niegan la existencia de la crisis, obligando de esta manera al pueblo a sufrir las peores calamidades. No han articulado ni implementado políticas efectivas para mitigar la crisis por su propia cuenta. El gobierno de Maduro se ha aprovechado de la enorme concentración de poder para gradualmente erosionar garantías de derechos fundamentales y controles a su propio poder.
Opositores del gobierno, incluyendo manifestantes, críticos y políticos de oposición, han sido arbitrariamente detenidos y perseguidos penalmente. Las cárceles están repletas de presos políticos. Las fuerzas de seguridad han cometido gravísimos abusos, incluyendo casos de tortura. El Tribunal Supremo de Justicia, que obedece la línea oficial y carece de legitimidad, ha apoyado abusos cometidos por el gobierno y le ha quitado sus facultades a la Asamblea Nacional. La severa escasez de medicinas y alimentos afecta gravemente la posibilidad de los venezolanos de acceder a una nutrición y servicios de salud adecuados. Millones de venezolanos se han visto en la imperiosa necesidad de huir del país ante esta calamitosa situación. Por una situación de tales características se ha estado insistiendo en una intervención humanitaria.
Anteriormente con Chávez, y ahora con Maduro, la acumulación de poder en el gobierno y el deterioro de las garantías de derechos humanos han permitido que el gobierno intimide, censure y enjuicie a sus críticos. Siempre ha estado abierta la posibilidad de represalias a través de acciones estatales arbitrarias o abusivas. Desapareció la independencia judicial y, por ende, el Estado de Derecho, lo que ha obligado a periodistas y defensores de derechos humanos a medir las consecuencias de publicar información y opiniones críticas sobre el gobierno. El abuso policial, las condiciones deficientes en centros penitenciarios y la impunidad en casos de abusos cometidos por miembros de las fuerzas de seguridad continúan siendo materia de profunda preocupación.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional