COLUMNISTA

Creer o no: la versión incorrecta del 4F (III)

por Antonio Guevara Antonio Guevara

Estos son hechos. Están allí para la revisión, para el registro y para el análisis. Son relativamente de data reciente. De manera que hay oportunidad para la consulta con testigos que aún viven. Las remembranzas de cualquier homenaje de la institución armada a una figura pública generalmente eran a puerta cerrada y como parte de otros programas. Este era distinto. Se elaboró un programa especial, se estructura una agrupación de parada y desfile con cadetes y se utilizó el patio de honor de la Academia Militar de Venezuela, generalmente reservado para actos relacionados con la institución y con el comandante en jefe de las fuerzas armadas nacionales. A este se le dio esa connotación. Previamente se había distribuido entre los cadetes del ejército una semblanza del homenajeado. Las Fuerzas Armadas Nacionales le rendían un homenaje al doctor Arturo Uslar Pietri y lo condecoraban con la Orden de la Defensa Nacional en el grado de comendador. Era el 27 de agosto de 1991.

Desde el año 1980 hasta el año 1991, el proceso de formación de los oficiales del ejército en la Academia Militar de Venezuela llevaba una clara inclinación política. La materia prima que se recibía para formar hombres dignos y útiles a la patria empezó a modelarse ya no para ejercer el mando y la conducción en las unidades militares; se inducía en el liderazgo con una clara corriente para ejercerse fuera de los cuarteles. Había una tendencia política que se ejercía desde la dirección, desde el comando del cuerpo de cadetes, desde los instructores internos y desde los invitados. Y con un grupo bien seleccionado de oficiales de planta. Casi todos los comandantes principales del 4F encabezados por Hugo Chávez Frías, quien estuvo en los grados de teniente y capitán, hicieron de formadores en su momento. Y desde esa posición seleccionaban a los cadetes ya inducidos y adoctrinados, para que una vez graduados regresaran al instituto como monitores. Otros iban a las unidades a reclutar y a profundizar la incorporación para la causa de la conspiración. Los eventos del 4F provocaron la detención e investigación de más 600 oficiales subalternos, principalmente tenientes y subtenientes integrantes de las promociones egresadas en esos años del liderazgo situacional en el instituto que posteriormente por medidas de gracia fueron reinsertados en el ejército. En julio de 1991, las letras en oro que servían de antesala en el lema original de la Academia Militar de Venezuela, que gritaba desde lo alto de la prevención “La Academia Militar de Venezuela forma hombres dignos y útiles a la patria” muy bien podían cambiarse a “Cuna de la Revolución Bolivariana”. Estaba formando y graduando anualmente revolucionarios. El plan Andrés Bello, vigente desde 1971 y modificado tendenciosamente en 1981 por el entonces director el general José Antonio Olavarría, fue profundizado en la gestión del general Peñaloza Zambrano y se le dio continuidad con el general Vásquez Peña y graduaron a centenas de subtenientes, que se manejaron al egresar, en la idea de participar protagónicamente en un cambio político en el país.

Esos tiempos con instructores invitados en las aulas de los cadetes las clases generalmente se iniciaban con un discurso tipo “ya el sistema político que se dio la nación después del 23 de Enero de 1958 colapsó. La actual república está agonizando y la está matando la corrupción. Alguien tiene que darle el tiro de gracia. Y los únicos que manejan las armas constitucionales para apretar el gatillo, son los militares”. Ese ambiente académico fue ideal para meterle a los jóvenes cadetes las ideas de ser los verdugos de la democracia. Los años previos al bicentenario del natalicio del libertador Simón Bolívar (1983), durante el gobierno del presidente Lusinchi (1984-1989) y con la llegada del presidente Carlos Andrés Pérez en 1989 se magnificó y se justificó esa línea pedagógica.

Cuando Carlos Andrés Pérez en su condición de presidente de la república y comandante en jefe de las fuerzas armadas nacionales le está imponiendo la condecoración le expresa: “Doctor Uslar. Un grato honor condecorarlo con la Orden de la Defensa Nacional en nombre del país y de las Fuerzas Armadas Nacionales”, y el ministro de la defensa ayuda en la espalda a cerrarle la cinta de la joya en el cuello al preclaro venezolano. En ese momento la imagen de los cadetes en la agrupación de parada y de los oficiales de la tribuna del patio de honor era exageradamente clara en los contrastes éticos, morales y políticos entre Pérez y Uslar. Como si a ambos los hubiesen subido a un ring político y el tercer hombre en ese ensogado, agarrado de las manos enguantadas de los dos boxeadores, lo fuera el general. Listo para levantarle la mano al vencedor según y como se fuera desarrollando el combate. Como en efecto lo fue el 4F.

A la hora de los discursos el general expresaba: “El doctor Arturo Uslar Pietri es un ejemplo permanente de dignidad ciudadana. Sus excelentes dotes de honorabilidad, honestidad e inteligencia, su cultura y elevado sentido patriótico, le hacen merecedor del respeto y la admiración de todos los venezolanos. Las Fuerzas Armadas Nacionales han querido con el beneplácito del jefe del estado, unirse al homenaje nacional que se le rinde, ofreciéndole este sencillo pero sincero reconocimiento. Hemos querido hacerlo aquí en la Academia Militar de Venezuela, semillero de los oficiales del Ejército y en presencia de nuestra juventud militar, convencidos como estamos de que su figura histórica es un ejemplo de profundos valores al servicio del país que debe influir positivamente en la formación de nuestros futuros oficiales. Además, nos fue imposible olvidar en el momento de escoger la Academia Militar como el sitio natural para este homenaje, por su estrecha vinculación con la figura histórica del general Isaías Medina Angarita, egresado de este mismo instituto y quien caracterizo su digna actuación como Presidente de la Republica por una profunda pasión civilista. Nuestros institutos militares, en su proceso permanente de perfeccionamiento han ido progresivamente transformando el sentido de la autoridad y la disciplina hacia el convencimiento de que solo es posible mantener el ascendiente sobre el subalterno a través de un liderazgo basado en firmes valores morales. La personalidad descollante del doctor Arturo Uslar Pietri es un excelente ejemplo del significado que puede dársele a la vida cuando se encuentra al servicio de un gran ideal. Su pensamiento y su acción deben ser paradigmas que influyan en nuestros jóvenes oficiales y formen en ellos la certeza de que es posible transitar la vida sirviendo a los más altos valores espirituales, sin claudicaciones, sin debilidades, y fundamentalmente con profunda vocación y dedicación al estudio y al trabajo creador”.

Y cuando le correspondió al doctor Uslar agradecer, lo dijo muy certero: “El país vive una época difícil económica, financiera, social y política. Son muchos los errores que hemos acumulado son muchas las necesidades de rectificación y de cambio profundo que tenemos por delante. Es mucha la necesidad de un voluntariado nacional para enfrentar los múltiples aspectos de la crisis que nos amenaza y nos rodea. En esa gran empresa las Fuerzas Armadas Nacionales tienen una misión importante. Esa misión consiste en volverse más hacia adentro que hacia afuera. Ya no es tanto el riesgo, afortunadamente nunca realizado, de una agresión militar venida de fuera contra nuestra soberanía. Pero en cambio en este momento hay grandes riesgos dentro del país con respecto a lo que pudiéramos llamar la soberanía interna, el reino de las leyes, la seguridad, la fiabilidad del destino, la esperanza razonable de que vamos a un futuro mejor, la necesidad de corregir a fondo muchas cosas, y en esa empresa difícil, que pide y exige una gran voluntad de servicio de todos los venezolanos, los hombres de las Fuerzas Armadas Nacionales tienen un papel irreemplazable”. Al finalizar el programa protocolar todos los cadetes participantes recibieron copia del discurso y tareas académicas para la interpretación libre del mismo.

El acto, una fina derivación estratégica de orden mediática, pedagógica y semiótica hacia lo interno de las Fuerzas Armadas Nacionales fue sugerido por un exclusivo gabinete de sombra ministerial que funcionaba a la vera de un quinto piso. El objetivo psicológico: trabajar y sembrar en las mentes de los jóvenes cadetes en la ilustración por contraste de un comandante en jefe ideal hacia el futuro.

Después del homenaje, en fechas en secuencia, las declaraciones del doctor donde solicitaba directamente una rápida solución institucional al problema político del país se apuntaba con una salida inmediata de Pérez de la presidencia de la república.  Estas fueron públicas, comunicacionales y notorias. Todas eran comentadas intramuros en una actividad de los cadetes previa a cada almuerzo. Cuando estaba fresca aún la tinta del último pronunciamiento, faltaban 3 meses para el golpe de febrero de 1992.

Entre 1980 y 1991 la Academia Militar de Venezuela graduó a 1.650 subtenientes comandantes de pelotón en 12 promociones de oficiales. De ese número un tercio participó y estuvo detenido por los eventos del 4F, otro grupo más numeroso se mantuvo encubierto y atento. Hubo pocos capitanes, menos mayores, y solo 4 teniente coroneles que formaron parte del golpe. Muchos de ellos estuvieron en el patio de honor el 27 de agosto de 1991 en el homenaje organizado por el general… al doctor.

Con ese mismo impulso de la cortesía al doctor, al día siguiente, el 28 de agosto de 1991 exactamente, el general estaba firmando la resolución ministerial designando al teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías como comandante del Batallón de Paracaidistas Antonio Nicolás Briceño, una unidad elite del ejército venezolano que el 4F estableció su puesto de comando (PC) en el museo histórico militar. Lo demás es historia.

No es necesaria la presencia del gnomo de la imaginación para redactar cualquier narrativa que pueda llevar a una ligera ilustración. No hace falta. Entre darle puerta franca al geniecillo o simplemente apelar al instrumento más básico y coloquial de sacar conclusiones, me inclino por este último. Rabo de cochino, trompa de cochino, cabeza de cochino, patas de cochino… eso no puede ser un ornitorrinco.

Ámsterdam, 11 de octubre de 2022