¡Basta de hipocresías! El madurismo sabe que su gobierno pende de un hilo ante la espantosa crisis, que ha desembocado en una infinita hiperinflación, así como la destrucción de Petróleos de Venezuela, deserción educativa, quiebra del sistema de salud, así como el colapso de los servicios públicos.
Ante esa dramática realidad, el gobierno recurre a la más perversa de las “soluciones sociales”. Y por supuesto, genera un apartheid laboral y profesional cuando decide remunerar a los militares de acuerdo con lo establecido en la Constitución –esta obliga al Estado a que tal salario nunca podrá ser fijado en un monto inferior a la canasta alimentaria– otorgándoles a la tropa y oficiales salarios por encima de los 70 ingresos mínimos, mientras deja a las enfermeras, médicos, maestros, profesores universitarios y demás profesionales y trabajadores de la administración pública con salarios que en la praxis representan menos de un dólar mensual; en la mayoría de los casos se sitúan en unos 3 millones de bolívares cada 30 días, que apenas alcanzan para comprar medio kilo de queso en una quincena, como lo dijo el inefable “ministro” del trabajo.
No estamos en contra de que los militares tengan ingresos que en la actualidad superen los 200 millones de bolívares, pero si el madurismo no homologa los ingresos de los integrantes de la Fuerza Armada con los salarios del resto de los trabajadores de la administración pública habrá que responder con una huelga general indefinida que paralice sin exclusión de ningún sector y actividad (salvo lo que sea considerado como “emergencia”) toda la operatividad en los diferentes ministerios y empresas del Estado.
Y es que Nicolás Maduro ha sido un gran déspota y explotador del pueblo, cuando ha colocado a más de dos tercios de la población en una situación de completa hambre y necesidades sociales, mientras la cúpula madurista, como el caso de Jorge Rodríguez, nos muestra sin ningún tipo de pudor y reparo sus zapatos deportivos hechos en el imperio, cuyo valor de 795 dólares en la praxis equivalen a más de 900 salarios mínimos. O sea, que un trabajador que devengue el salario mínimo que establece el gobierno “socialista” necesitaría 77 años para adquirir un par de zapatos de los que usa el psiquiatra del presidente de la República ¡Y se autodenominan “revolucionarios” y “socialistas”! La verdad es que son unos miserables.
Esa es la vida que el madurismo ha decidido para el pueblo de Venezuela. Y mientras ellos se desplazan en camionetas blindadas último modelo del imperio japonés o norteamericano, los estudiantes y trabajadores tienen incluso que perder sus vidas al montarse en las llamadas “perreras” que ahora son parte de las políticas públicas que promueven alcaldías, como la seudosocialista que controla el municipio Libertador, o en el mejor de los casos en buses con nombre de “Drácula”.
Cuando el madurismo remunera a los militares con tales salarios, debe saber que la sociedad no se quedará inerte mientras privilegia a un grupo de venezolanos en desmedro de otros. Las actividades que realizan los militares no son más importantes que las labores que deben ser responsabilidad del sector salud y educativo. Que nadie sea engañado. El madurismo lo que intenta es aplacar el creciente malestar que se ha generado en los componentes de la Fuerza Armada porque la mayoría de ellos también están pasando hambre y muchas necesidades de carácter social.
Un militar no puede estar por encima de ningún venezolano. Su uniforme queda manchado por la miseria neototalitaria cuando su conducta es subyugada por un gobierno que intenta comprarle su conciencia ante el hambre del pueblo. Eso es la peor de las aberraciones humanas contemporáneas, y aun así quienes nos gobiernan llaman a Venezuela “potencia”, o que somos el “país más feliz del mundo”.
Por ahora, pareciera que el aumento salarial a los militares se asemeja más a un peaje político que a un beneficio laboral que quisiera otorgar Maduro, cuando vemos que la inmensa mayoría de los trabajadores protestan por su degradada condición social. En síntesis, el reciente aumento salarial anunciado por Maduro es el costo que supone evitar un golpe de Estado en su contra. Así de simple.
Ha llegado el momento de que todos los trabajadores del país se articulen en una sola protesta social y laboral. No es posible sobrevivir con salarios que representan menos de un dólar al mes. Si el gobierno va a pagar más de 70 salarios mínimos a los militares ¡adelante! Es un derecho constitucional, pero no crea que los trabajadores y profesionales venezolanos nos vamos a quedar mirando por la ventana, mientras nuestros hijos se convierten en parte de la miseria que vivimos.