Cuánto daño le han hecho a Venezuela los corruptos, cuánto dinero mal habido, cuánto caradurismo… La sola historia inconclusa de Odebrecht es una vergüenza. La señora Ortega con sus pruebas para que la escuchen afuera mientras que en Venezuela no pasó ni pasa nada. Es triste.
El corrupto no es otro que aquel que usando su posición de poder utiliza los recursos del Estado en beneficio propio o de otros. Los venezolanos hemos visto ya por décadas cómo su incremento es constante y cada vez abarca más sectores de la sociedad sin límites por la falta de instituciones capaces para enfrentarla. Es una conducta que se separa de valores fundamentales como la ética, la moral, el imperio de la ley y la virtud ciudadana. Es un hecho de la más alta significación política y económica que debemos afrontar y especialmente desde los gobiernos, que son los más permeables ante la rapiña por la indebida utilización de los bienes del Estado para fines personales.
La corrupción crece y desde ya hace muchos años penetra nuestros valores sin hacer distinción de clase y mermando la capacidad desde el Estado para combatirla en su justa dimensión.
La fragilidad de los recursos humanos que cumplen altas funciones contribuye marcadamente a que se cree el terreno propicio para que germine la inmoralidad de muchos servidores públicos que se prestan a ser corrompidos.
Cuando un Estado debilita sus instituciones, cuando la burocracia es permeada por incompetentes y el clientelismo político tiene preponderancia sobre el estamento académico y ético, simplemente estamos abriendo las puertas al facilismo que con el tiempo se traduce en el peaje seguro para la corrupción.
@OHB
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