COLUMNISTA

Convención de Ginebra vs Acuerdo de Schengen

por Samir Azrak Samir Azrak

La actitud de Europa hacia los refugiados de países como Siria parece indicar que ha sufrido un olvido reciente. La memoria y la historia relacionan hechos que parecieran inconexos. Aparte de que fueron implementados por los mismos países, salvando el tiempo transcurrido, la Convención de Ginebra y el Acuerdo de Schengen  tenían poco o nada que los relacione, de manera que no era menester mencionar uno al hablar del otro. Sin embargo, los acontecimientos se han tomado la tarea de crear un nexo que permite entender cómo las actitudes e intereses de las personas y las naciones vinculan estos dos hechos y reflejan la esplendidez o la mezquindad.

Convención de Ginebra

El primer convenio fue firmado en la localidad suiza de Ginebra y se remonta a 1864. El último o cuarto convenio se aprobó el 12 de agosto de 1949, y entró en vigor el 21 de octubre de 1950. La Convención de Ginebra forma el conjunto de convenios internacionales, y sus respectivos protocolos, que regulan el derecho humanitario, cuyo propósito es proteger a las víctimas de los conflictos armados. El total de Estados signatarios actualmente se eleva a 194, lo cual significa que los convenios de Ginebra son aplicables universalmente.

Antes de 1949 los convenios se referían a la protección de las víctimas solo en el papel de combatientes, y no a las personas civiles. Los hechos acaecidos durante la Segunda Guerra Mundial pusieron en evidencia las consecuencias desastrosas por la carencia de un convenio que protegiera a los civiles en tiempo de guerra. Este cuarto convenio toma en consideración la experiencia de la Segunda Guerra Mundial, sus 159 artículos están dirigidos a la protección general de la población contra las consecuencias de la guerra, y ofrecen protección internacional y asistencia a las víctimas de guerra que decidieran desplazarse para evitar ser afectados o desaparecidos.

También fue necesario considerar un crítico fenómeno social que surgió de los más devastados países, el concepto de los desplazados que huían de los conflictos bélicos, los refugiados,  que da forma a la Convención del Estatuto de los Refugiados. En 1950 nace Acnur, con el objetivo inicial de reasentar a los primeros en ser considerados refugiados, los europeos que habían quedado para entonces sin hogar a causa de la guerra. Así, refugiados de Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y demás países europeos del este tuvieran una aceptación humanitaria adecuada por parte de algunas naciones de Asia, América y África, que fueron receptoras y lugares de asilo de muchos europeos desplazados que hicieron vida y prosperaron, y ayudaron a mejorar los países de acogida.

Acuerdo de Schengen

En  Schengen, ciudad de Luxemburgo en el punto limítrofe con Francia y Alemania, se firmó el Acuerdo de Schengen, después de 35 años y a  470 km. de Ginebra (Suiza), donde se había firmado el convenio en 1949. Se reunieron el 14 de junio de 1985 los  representantes de los primeros 5 países que firmaron el Acuerdo de Schengen: Francia, Alemania, Luxemburgo, Bélgica y Países Bajos. Este acuerdo, que entró en vigor en 1995, se creó en el marco de consolidación y unión de los países europeos con la idea de suprimir los controles en las fronteras interiores entre los Estados firmantes y crear una única frontera terrestre exterior, perimétrica, donde se efectúan los controles de entrada en el espacio de Schengen con arreglo a procedimientos idénticos. Claro está que dentro del espacio se implementaron medidas de cooperación y coordinación entre los organismos para garantizar la seguridad interior de los Estados miembros. Los demás países de la Unión Europea se han ido incorporando de tal manera que en la actualidad la gran mayoría, 26 en total, conforman el espacio Schengen. Reino Unido, Irlanda, Rumania y Chipre no forman parte del espacio Schengen.

Aun cuando han transcurrido 24 años del inicio del Acuerdo de Schengen, todavía existen divergencias entre los Estados miembros con respecto a diversos temas, y en nuestro presente  caso, con respecto a los refugiados, con extremas posiciones antagónicas.

Los acontecimientos

Recordando todo lo acontecido en el continente europeo, así como las vías utilizadas para  proteger y asistir a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial, sorprende la incapacidad de la Unión Europea para actuar solidariamente y en forma efectiva ante la aparición de los refugiados procedentes de Siria, Afganistán y Sudán del Sur, además de los cercanos del norte de África.

Desde 1941 hasta 1945 miles de personas de todas las edades y clases sociales emprendieron un largo viaje desde Alemania hacia Siria y sus alrededores, con la promesa de permanecer en un lugar seguro mientras la guerra terminaba. Siria los recibió. Setenta años después, desde 2011, miles de personas de todas las edades y clases emprenden un largo viaje desde Siria hacia Alemania especialmente, buscando un lugar seguro mientras la guerra termina; pero solo algunos logran entrar, a pesar de que Alemania es uno de los países europeos que más refugiados ha aceptado, donde más se movilizó la opinión pública ilustrada para acogerlos y apoyarlos.

El drama de los sirios que cruzan tierra y mar en dirección a Europa en la actualidad es idéntico al de los europeos que recorrieron el mismo camino, pero en sentido contrario, hace más de 70 años. La Administración de Refugiados y Alivio de Oriente Medio, conocida por las siglas inglesas MERRA construyó campamentos para refugiados europeos no muy lejos de las localidades egipcias de Alejandría, El Cairo y Suez, y el desierto del Sinaí, de la palestina Deir al-Balah y, sí, también en Siria, en las afueras de Alepo, ciudad que ha sufrido recientemente la guerra y la destrucción del Daesh. Hasta allí llegaron las víctimas de la Segunda Guerra Mundial, procedentes de Grecia, Bulgaria, Croacia, Yugoslavia y la misma Turquía.

El problema de los refugiados ha servido para revelar la autenticidad de la comunidad europea con respecto a los valores y criterios que proclaman  respeto a los derechos humanos, tolerancia, ayuda y lucha contra toda forma de odio y desprecio hacia el otro, el derecho a una vida digna. El espectáculo lamentable que está dando ahora Europa con los refugiados sirios contrasta vivamente con el gran esfuerzo colaborativo que llevaron a cabo entonces los gobiernos implicados, las instituciones militares, los organismos de ayuda nacional e internacional. El Acuerdo de Schengen prevalece sobre la Convención de Ginebra.

Todos los países de la Unión Europea no representan con la misma fuerza y creencia estos valores de respeto a los derechos humanos establecidos como su línea directriz, un grave defecto que deberán ir superando para beneficio del mismo continente y del mundo entero, dado el protagonismo global de la Unión Europea. Tal vez los conflictos de Siria, Afganistán y Sudán del Sur sean superados y se reduzca desde allí el fenómeno de los refugiados hacia Europa, pero está latente, Mediterráneo por medio, otro fenómeno migratorio a corto plazo y tal vez de mayor magnitud, el crecimiento demográfico de África, que tendrá como meta principal la extensa costa norte del mar Mediterráneo, a lo cual los europeos ineludiblemente se deberán anticipar.