El optimismo se demuestra a través de una actitud, positiva y favorable que permite a las personas encarar con buen ánimo, erseverancia y entereza las diversas circunstancias existentes en su entorno.
Este término encierra la disposición del espíritu a aguardar lo mejor y lo más positivo en todo momento. Por otro lado, es una decisión que escoge el ser humano, como una opción que le facilita observar las oportunidades o desafíos, crecer aprendiendo de los errores y tomar impulso, para no detenerse en la consecución de sus objetivos.
Las personas optimistas demuestran seguridad en sí mismas, capacidad, convicción y habilidad para mantenerse serenas, evitando el estancamiento en los problemas. Por el contrario, se movilizan buscando la mejor solución con la esperanza de que todo su esfuerzo los lleve a superar esos obstáculos y adversidades, lo cual les da energía para continuar con su camino.
Para reforzar esta actitud es importante analizarse uno mismo y contar con una visión objetiva de las fortalezas, debilidades, limitaciones y capacidades. En este sentido, aceptar la realidad en cuanto a las virtudes o fallas propias permite hacer un esfuerzo para modificar los aspectos que se pueden controlar o transformar. No se debe creer que esos cambios se darán solos o de manera automática.
Otra práctica, que puede ayudar a ser más optimistas es reconociendo la negatividad presente en la personalidad de cada uno, para luchar en contra de esas ideas desfavorables y fomentar unas más equilibradas. Es necesario escuchar atentamente lo que dice esa voz interna y recordar que si estos pensamientos son negativos van a influir de manera determinante. A veces el individuo no se detiene a analizar las asunciones o interpretaciones negativas, que se han reforzado como un patrón en la mente.
Ser optimistas fortalece el buen sentido del humor, lo cual influye en el estado de ánimo y en la relación deseada con la realidad. Además, demostrando esta cualidad positiva, las personas son más perseverantes, por lo que, generalmente resultan fortalecidas después de afrontar situaciones difíciles, estresantes o traumáticas. Por lo tanto, es una actitud que refuerza la persistencia, pues el individuo tiende a analizar los problemas para comprenderlos mejor, seguir adelante a pesar de las adversidades y ser exitoso en todo.