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¿Cómo se persuade a los militares?

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Sin los militares el retorno a la democracia es cuesta arriba. Hasta los que volteaban los ojos cuando se hablaba de la necesidad de recurrir a su apoyo, ahora, medrosos, admiten que sin ellos no hay paraíso, ni siquiera purgatorio.

La participación militar a la que se aspira no es la de un ejército desplegado para una cruenta batalla; sino más bien ese punto de sazón que hace falta para que toda la estructura del régimen de Maduro se venga abajo. Es ese empujón final que no requiere tanta fuerza como sentido estratégico y que aplicado en la parte más débil derriba el entramado.

Sin embargo, a pesar de que ahora hay consenso sobre la necesidad de los militares, no la hay sobre su forma. Ha habido cuatro aproximaciones que considero ineficientes para lograr su apoyo: 1. La exhortación, que fue empleada a propósito del intento frustrado de pasar la ayuda humanitaria el 23 de febrero; se demandó a los miembros del alto mando abandonar a Maduro para asegurarles luego el reconocimiento y el perdón en la Venezuela democrática; 2. Las convenientes sanciones de Estados Unidos al quitarle visas, confiscarle bienes y colocarlos en situación de indiciados o señalados; con la más discutible oferta de absolverlos si se pasan al bando democrático; 3. La promesa de amnistía votada en la Asamblea Nacional si aceptaran la jefatura de Guaidó como presidente encargado; 4. La salida clandestina hacia el exterior de centenas para sumarse a las voces de la diáspora.

La exhortación funciona sobre oficiales aislados y sin escape que encuentren una oportunidad para virar sus lealtades; pero no funciona ante un cuerpo organizado y en el cual los oficiales (y los espías) ejercen una labor de vigilancia mutua que impide la más mínima vacilación. Por su parte, las sanciones sobre los criminales tienen mucha eficacia sobre el entorno familiar y presionan al oficial; pero, más allá de un punto, cuando casi todos están sancionados logran el efecto contrario: como cada uno espera que el otro actúe para no “quemarse”, entonces nadie actúa. Las sanciones hay que continuarlas porque tienen el efecto de señalar a los culpables y anticipar los juicios que vendrán; pero pueden no tumbar a Maduro. La oferta de amnistía tal como está planteada podría hacer ver a los militares, en principio, culpables hasta que se rebelen, lo cual ha sido asumido por muchos de estos como ofensivo para quienes no son ladrones, narcos o violadores de los derechos humanos. Y, finalmente, la diáspora militar evidencia fuerte descontento, pero, a menos que se forme una fuerza expedicionaria afuera (¿dónde?), no tiene eficacia militar.

¿Qué opción queda? La más difícil y muchas veces derrotada. Organización hacia el interior de la FAN para la rebelión democrática. Derecho amparado en la Constitución.

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