Cuando vamos a elegir un vino y nos paramos frente al anaquel, nos preguntamos: ¿de qué país, de qué zona o de qué cepa?, ¿tinto, blanco o rosado?, ¿tranquilo o espumoso?. Los vinos difieren por su origen, tipo de cepa utilizado, tipo de elaboración y añejamiento. En los vinos europeos busquemos los vinos de “Indicación Geográfica”, o de “Denominación de Origen”; como las famosas Rioja y Ribera del Duero, en España; Oporto y Bairrada en Portugal; Barolo y Chianti, en Italia; Bourgogna y Bordeaux, en Francia, entre otras; así podemos elegir un vino típico de una zona en particular de estos países. En el resto de los continentes, en países, como Estados Unidos, Canadá, México, Australia, Nueva Zelanda, África del Sur, Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Ecuador, Perú, Colombia y Venezuela, entre otros, se le da mayor importancia al nombre de la cepa predominante, utilizada en su elaboración como: Cabernet Sauvignon, Merlot, Malbec, Pinot Noir, Tempranillo, Syrah, Petit Verdot, Carménère, Sangiovese, Nebbiolo, Barbera, entre las tintas; así como Chardonnay, Sauvignon, Chenin blanc, Malvasía, Alvariño, Pinot Grigio, Sylvaner y Riesling, entre las blancas.
Luego veremos con qué lo acompañaremos; los quesos suaves, aceitunas, frituras de mar, armonizan con rosados casi secos y con generosos como el Fino y la Manzanilla de Jerez; el Foie gras y las ostras frescas van perfectos con espumosos Brut Nature y Brut. Los mariscos van bien con blancos jóvenes como Albariño, Ribeiro, Vinho Verde, Muscadet, Pinot Griggio, Sauvignon y Chenin, al igual que con pastas de salsas blancas. Pastas de salsas rojas, y pizza, así como aves, van bien con tintos jóvenes de Tempranillo, Syrah, Merlot y Carménère. Carnes rojas grasas, van con tintos robustos como los Rioja, Ribera del Duero, Bordeaux , Bourgogna, Barolo, Chianti, Bairradas, y de cepas como Tempranillo, Syrah, Petit Verdot, Malbec y Cabernet Sauvignon, entre otros. Los pescados, con blancos de Chardonnay, Sauvignon, Pinot Griggio, Chenin Blanc, o con Chablis, Pouilly Fume, Poully Fuise y Rueda, entre otros; y con tintos ligeros de Merlot, Syrah, Tempranillo, Garnacha y otras. Los postres tienden a maridarse por equilibrio con vinos dulces, sin embargo el contraste con espumosos casi secos como el Brut, o ligeramente dulces como el Demi Sec, al gusto, les permiten expresar mejor sus bondades.
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