La situación financiera de Pdvsa se complica aceleradamente. «Su enmarañada red de deudas se expande por todo el mundo, desde reparaciones en astilleros en Portugal hasta facturas por construcción de buques a medio terminar en Irán y Brasil», afirma Reuters.
La falta de pago oportuno de sus obligaciones mercantiles ha llevado a que empresas que son vitales para el mantenimiento de nuestros niveles de producción se vean obligadas a asumir fuertes pérdidas. Tal es el caso de Schlumberger y Halliburton, quienes han limitado sus operaciones en Venezuela. También el número de taladros ha caído marcadamente.
Lo anterior contribuye a explicar la caída vertiginosa de nuestra producción petrolera. En su último Oil Market Report la OPEP señala que en los últimos 19 meses (según fuentes secundarias) la producción ha caído en 443.000 barriles diarios y que para julio del presente año alcanzaba a apenas 1.932.000 b/d (al tomar posesión el presidente Chávez en 1999 producíamos 3,7 millones de b/d).
Llama la atención el hecho de que mientras el régimen dice que Rusia y China acudirán en su auxilio, una empresa naviera rusa, Sovcomflot, incauta un cargamento de petróleo de nuestra casa matriz por decisión de un tribunal de San Martín alegando una deuda no pagada por 30 millones de dólares.
Y mientras tanto, un taquero con 1 millón de barriles de crudo pesado venezolano ha estado varado por más de un mes en las costas de Luisiana, en Estados Unidos, por no haber logrado la carta de crédito requerida para realizar la descarga.
Todo esto son muestras del precario estado de las finanzas de Pdvsa que ha llevado a muchos bancos a reducir su exposición en Venezuela. De hecho el rating crediticio de Pdvsa también refleja la grave situación de la empresa. Sin excepción, todas las agencias calificadoras de riesgo soberano presentan un panorama desolador con respecto a ella.
Existe por otra parte el temor del impacto que en medio de una situación tan dramática puedan tener en Pdvsa las recientes sanciones de Estados Unidos. Una “disección” de esas medidas anunciadas facilitará su comprensión:
Primero: Se prohíbe transar en Estados Unidos deuda nueva emitida por el gobierno de Venezuela y por Pdvsa.
Segundo: Se prohíbe transar en Estados Unidos deuda vieja que estuviese en poder de instituciones públicas venezolanas.
Esta medida está dirigida a impedir operaciones como la reciente venta de bonos de Pdvsa a Goldman Sachs. Pdvsa, con un fuerte déficit en su flujo de caja, viene recibiendo abultados auxilios financieros del BCV. A cambio la petrolera le entregaba al BCV bonos en dólares que el banco conservaba en su poder. Sin embargo, hace algunos meses el BCV optó por vender a Goldman Sachs parte de esos bonos con un descuento de 70% de su valor.
Tercero: Se prohíbe el pago de dividendos.
Esta medida está llamada a impedir que Citgo pueda seguir endeudándose en el mercado de Estados Unidos para trasladar posteriormente esos recursos al gobierno venezolano vía dividendos a su casa matriz, Pdvsa.
Cuarto: Se prohíben operaciones de capital.
Esta medida que parece dirigirse a impedir que se puedan ofrecer las acciones de Citgo y de Pdvsa Holdings como garantía para obtener financiamientos frescos. Recordemos que recientemente Pdvsa realizó algunas operaciones que ahora quedarían prohibidas. Entre ellas, la entrega en garantía a Rosneft de 49,9% de las acciones de Citgo para garantizar el pago de un préstamo de 1.500 millones de dólares.
Operaciones como las anteriores han sido objetadas por otros acreedores que acusan al Estado venezolano de estar insolventándose fraudulentamente a través de negociaciones como las descritas.
Por otra parte, no prohíben las sanciones establecidas en el decreto del presidente Trump la compra de petróleo a Venezuela, que actualmente exporta 750.000 barriles diarios a ese país. Tampoco limita la venta de petróleo y productos a Venezuela. Recordemos que Pdvsa viene comprando en Estados Unidos importantes cantidades de crudo liviano WTI y naftas para usarlos como diluyentes en el procesamiento de crudos extrapesados de la faja del Orinoco y así lograr una mezcla media que en buena medida se usa para pagar con petróleo las deudas con China, cuyo saldo actualmente es de 30.000 millones de dólares.