COLUMNISTA

Comité de conflicto

por Arnaldo Esté Arnaldo Esté

Estamos en conflicto, por lo que hace falta un Comité de Conflicto.

El último paquete de medidas económicas ya fracasó. El disgusto y la incertidumbre lanzan a la gente a protestar. Los tablazos salariales reflejan, como se dice de muchas maneras, un desconocimiento de la Constitución y de los derechos de los trabajadores y a exigir el respeto de esos convenimientos.

El gobierno, agotado en recursos, lanza una medida con un desleído y trasnochado sabor de igualitarismo que solo existe en la depauperada y vertical Cuba.

Se declara la situación de conflicto, e incluso se asoma la posibilidad de ir a una huelga general, cosa bien discutible, pero lo más necesario para un conflicto son los motivos, la voluntad de la gente y la existencia o formación de un Comité de Conflicto.

Bien sabemos de las grandes dificultades que los agregados de partidos políticos tuvieron para acordarse y emitir directivas claras. Pero ahora se trata menos de diseñar una política general y más de un programa inmediato de pelea, a plazo establecido por el logro de sus propósitos: defender los derechos de los trabajadores ante los tablazos. Eso requiere la formación y funcionamiento de lo que siempre existe en las trifulcas laborales: un comité de conflicto que propicie y dirija un programa de acciones (¿plataforma?). Es un  equipo de personas representativo y funcional que  sea reconocido y que dé órdenes. Ello no resolvería las discrepancias políticas  o personales que ya se sabe que existen, pero permitiría alcanzar acciones convergentes para propósitos definidos: dirigir acciones contra las tablas salariales impuestas y hacerlas revocar.

No tiene que atender a procesos electorales, primarias o no, a gobiernos de transición, a programas de construcción… todo eso quedará pendiente, pero, por lo pronto y habiendo ya un acuerdo de protestar, hay que darle una dirección a esas voluntades.

Es también un curso de aprendizaje: aprender a unirse, a superar o postergar diferencias, a funcionar fluidamente y a establecer vías de comunicación que lleven y traigan decisiones y no problemas.