Según un artículo en The Wall Street Journal (WSJ) digital, firmado por Bradley Olson, Rebecca Elliott and Christopher M. Matthews, publicado el pasado 2 de enero y titulado «El problema secreto del fracking: los pozos de petróleo no producen tanto como se previó», miles de pozos de esquisto perforados en los últimos cinco años están bombeando menos petróleo y gas de lo que sus propietarios pronosticaron para los inversionistas, lo que genera dudas sobre la fortaleza y la rentabilidad del auge del fracking que convirtió a Estados Unidos de América en una superpotencia petrolera.
Las cifras en el más reciente informe anual de British Petroleum, el de 2018 referido a 2017, revelan que la producción de Estados Unidos alcanzó los 13,06 millones de barriles por día (versus 11,95 millones para Arabia Saudita y 11,26 millones para la Federación Rusia). Dicho nivel de producción hizo estremecer el equilibrio geopolítico al poner su producción como la primera en el mundo. Los hallazgos de WSJ sugieren que los niveles de producción actuales pueden ser difíciles de sostener sin un mayor gasto, ya que los operadores tendrán que perforar más pozos para cumplir con los objetivos de crecimiento. Sin embargo, los perforadores de esquisto están bajo presión para recortar el gasto ante una caída de 40% en el precio del petróleo crudo desde octubre 2018, mes en que el WTI alcanzó su máximo anual de 76,40 dólares por barril en el mercado spot. Para el 27 de diciembre dicho precio había bajado hasta los 44,48 dólares por barril, habiéndose recuperado un poco para el 14 de enero cuando subió a los 50,31 dólares por barril lo que, sin embargo, todavía lo ubica 34% por debajo del precio de octubre de 2018.
Ahora bien, y de acuerdo con un informe de Petroleum Economist (petroleum-economist.com), la oveja negra de América Latina en 2018 fue Venezuela, cuya producción cayó más de 700.000 b/d los primeros 9 meses de 2018. Un vistazo al informe mensual de diciembre 2018 de la OPEP revela que para noviembre de 2018, y según fuentes secundarias, la producción venezolana continuaba cayendo, y se ubicaba en 1,14 millones de b/d.
En el decir de Petroleum Economist, los factores que contribuyeron a tan brusca disminución fueron el éxodo de trabajadores calificados, las dificultades para obtener diluyentes para su uso en la producción de petróleo extrapesado del Orinoco y el colapso de la inversión para sostener los campos maduros. Nada de lo anterior es nuevo para nosotros, pero es una lista no de causas sino de consecuencias. Es necesario que el respetado lector lo tenga claro: la causa de las consecuencias mencionadas no es otra que la pésima gerencia de Pdvsa, representada desde el año 2004 en los nombres de Rafael Ramírez, Eulogio del Pino y Manuel Quevedo.
De hecho, y con base en el ya mencionado informe anual de British Petroleum, uno encuentra que en ese período «gerencial», entre 2004 y 2017, la producción de petróleo en Venezuela declinó a razón de 0,09 millones de barriles diarios por año, mientras que en el resto del mundo aumentó a razón de 1,02 millones de barriles diarios por año.
Si nos referimos a Rafael Ramírez, y según la data de British Petroleum, cuando asumió la presidencia en 2004, la producción era de 3,3 millones de barriles diarios. Cuando dejó Pdvsa, en 2014, la producción había disminuido a 2,7 millones de barriles diarios: a razón de unos 55.000 barriles diarios menos de producción por cada año de gestión. Eulogio del Pino llevó la producción de 2,7 millones de barriles diarios a 2,1 millones de barriles diarios: unos 150.000 barriles diarios menos de producción por cada año de gestión. Finalmente, Manuel Quevedo llevó la producción de 2,1 millones de barriles diarios a 1,14 millones: unos 960.000 barriles diarios menos de producción por cada año de gestión.
En abierto contraste con la disminución de la producción de esquisto y los pésimos resultados de la gerencia de Pdvsa, están los sucesos petroleros en las vecindades de Venezuela. Tras una serie de descubrimientos importantes realizados por la empresa norteamericana ExxonMobil, Guyana se ha convertido en una región muy buscada por los exploradores petroleros incluso por los chinos, que también están allá.
Así, el año 2018 ha significado una cadena de eventos positivos para ExxonMobil y su gerencia. Recientemente, el 3 de diciembre, ExxonMobil hizo el anuncio de su décimo descubrimiento que aumenta sus estimaciones de reservas en el exterior de Guyana 25%, a unos 5.000 millones de barriles. Se calcula que los 10 descubrimientos pueden impulsar la producción hasta 0,75 millones barriles diarios en 2026, la mitad de la ya mencionada producción actual de la Pdvsa, para noviembre de 2018, de 1,14 millones de barriles diarios.
Volviendo al Statistical Review of World Energy 2018 de British Petroleum, los 3 primeros países en reservas probadas de petróleo de Centro- y Suramérica son Venezuela con 303.200 millones de barriles, Brasil con 12.800 millones y Ecuador con 8.300 millones. Los mencionados 5.000 millones de barriles de Guyana, la colocarían como el cuarto país de Centro- y Suramérica en reservas de petróleo. Y el asunto no terminaría allí, pues la ExxonMobil aún tiene 17 prospectos de pozos por explorar, lo cual, y de seguir su ritmo positivo, podría acercarse mucho al nivel de reservas de Ecuador.
Así y en petróleo, las consecuencias de una pésima gerencia son el decremento de reservas y la disminución, disminución y disminución de la producción.
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