Con la fundación del Foro de Sao Paulo en los inicios de los noventa, por Fidel Castro y Lula, se inició la nueva estrategia del comunismo latinoamericano para llegar al poder, una vez haber sido derrotado mundialmente gracias al esfuerzo mancomunado de Reagan, Tatcher y san Juan Pablo II: la vía electoral, con la llamada cartilla del FSP, una fina estrategia de simulación se llegó al poder para establecer la dictadura del SSXXI en Venezuela con Chávez y de allí se extendió la tragedia tiránica a varios países del continente.
En Colombia este esfuerzo acaba de ser derrotado con la apabulladora elección del presidente Duque, la cual impidió que Colombia cayese en la tiranía comunista, bajo el eufemismo de la paz, estrategia publicitada por las FARC y tratada de implementar bajo la versión de la dictadura del farcsantismo. Pero el comunismo internacional no se da por vencido, y frente a la derrota electoral pretende ahora una nueva ofensiva contra la democracia colombiana: una terrible conjura para eliminar políticamente al gran líder de la democracia en este país, Álvaro Uribe Vélez.
El intelectual colombiano Eduardo Mackenzie en un extraordinario artículo (http://www.periodicodebate.com/index.php/opinion/columnistas-nacionales/item/19955-foro-de-sao-paulo-ordena-y-csj-ejecuta-orden-contra-uribe ), señala claramente: “Lo que hacen los magistrados de la Corte Suprema de Justicia involucrados en la convocatoria intempestiva lanzada contra el ex jefe de Estado colombiano, quien a su vez es el senador que más votos recibió (875.000 votos) en las elecciones legislativas de marzo pasado, es la aplicación más o menos disfrazada de las consignas impartidas en la reunión del FSP, donde estuvieron presentes, entre los 439 delegados, elementos de las FARC y del ELN”.
A Uribe lo ha querido eliminar el narcoterrorismo, físicamente, varias veces y no lo ha logrado, también este ha estado por décadas persiguiendo jurídicamente al ex presidente y no habían logrado llegar a nada. El triunfo de Duque, en gran medida debido al apoyo de Uribe, causó pánico en el narcoterrorismo y sus aliados que posan de demócratas, llegando a la conclusión de que había que eliminar políticamente (es lo que se sabe públicamente, pienso que la idea de eliminarlo físicamente persiste) de inmediato, para trastocar las posibilidades de rectificación del camino empedrado del sarcsantismo que el gobierno de Duque augura para la nación.
El castrocomunismo actuó rápidamente; ordenó, comprándolos con 5 millones de dólares, a 3 magistrados de la Corte Suprema de Justicia montar un complot contra Uribe con la fabricación de pruebas falsas y la orden de una indagatoria sobre presunciones, lo que ocasionó que en pocos días ya se haya caído ese complot. Veamos en resumen en qué consistió el montaje del castrocomunismo contra Uribe.
En un fallo de la Corte, esta deja ver su doble rasero cuando exculpa al senador comunista Iván Cepeda de la manipulación de testigos, a pesar de haber cientos de testimonios de innumerables visitas de este a cárceles para sobornar a criminales para que hagan testimonios falsos contra Uribe, y, por el contrario, ordena abrir investigación contra el ex presidente Uribe cuando todas las pruebas certifican que este actuó absolutamente bajo la ley, intentando a través de sus abogados desenmascarar el complot del cartel de falsos testigos montado en su contra por el senador comunista Cepeda. El absurdo de la Corte en su odio contra Uribe llega al escandaloso extremo de en su fallo decir que llama a indagatoria por indicios, lo cual significa presunción, conjetura, un juez no puede llamar a indagatoria por presunciones, solamente lo debe hacer bajo la base de hechos comprobados. Por otra parte, en su montaje contra Uribe, la Corte llega al descaro de ordenar manipulación de pruebas a fichas del castrocomunismo, en organismos del Estado, para alterar audios donde se comprueba la inocencia de Uribe, como es el caso de la periodista Duplat en RTVC.
El complot contra Uribe no para allí, El Expediente publicó un informe de inteligencia del ejército donde se comprueba que el montaje fue urdido directamente por el nefasto presidente Santos y el narcoterrorista senador Cepeda, y que este entregó los 5 millones de dólares al magistrado Barceló para que se los repartiese entre los magistrados confabulados contra Uribe.
Está claro que la Corte sabe que no podrá finalmente culpabilizar a Uribe, porque este es inocente, pues las supuestas pruebas contra él son montaje urdido por Cepeda y sus aliados del narcoterrorismo. La verdadera intención de este llamado a indagatoria es desestabilizar el inicio del gobierno de Duque y ensañarse contra Uribe en la intención de desprestigiarlo ante la opinión pública. El montaje fue realizado tan burdamente que ya se demostró su inviabilidad y se cayó todo el proceso. Ante el reclamo de las FARC por resultados a cambio de los millones de dólares dados, ahora se urde un nuevo complot para llevar a Uribe a la farsa de la JEP, por supuestas actuaciones en su época de gobernador.
Contra Uribe, pues, el castrocomunismo persiste en su intención de eliminarlo políticamente, no lo lograrán. Pero el objetivo final no es Uribe, es en realidad desestabilizar la democracia colombiana, la meta del narcoterrorismo es acabar con la institucionalidad y la legitimidad republicana en Colombia. Uno de sus instrumentos es aupar el desprestigio de figuras e instituciones resaltantes de la democracia; en esto el blanco obvio es Uribe, quien ha destacado por su firmeza en la lucha por la democracia ante los embates del narcoterrorismo, por eso el odio de los comunistas y sus aliados contra él y su eterna ambición de aniquilarlo. Es por ello que todo demócrata debe cerrar filas en defensa de Uribe y no dejarse manipular por la estrategia antidemocrática del castrocomunismo. La persistencia de la democracia colombiana (y latinoamericana) pasa por la lucha contra las conjuras de este contra la institucionalidad republicana.