Querido Nico, no, no, querido no, sin preámbulos porque la situación no está para prolegómenos. Vamos al grano Nico, te escribo de día porque donde vivo no hay energía eléctrica desde hace 2 meses y si hubiera sería imposible escribir de noche porque un bombillo cuesta 30.000 bolívares y velas no hay en kilómetros a la redonda. Lo que debo decirte lo diré pronto porque un lápiz de grafito cuesta 4.000 bolívares y no hay sacapuntas en todo el vecindario.
Sé que te dicen Santa por cariño, entonces perdona que te trate de tú, pero debes saber que en este barrio donde malvivo no hay agua y debo asearme con el poquito de agua que recojo en el tambor cuando llueve. ¿Tú entiendes, verdad? ¿Podrías hacer algo por eso?
Otra cosa: ¿tu trineo usa cauchos? porque donde vivo todos los buses, microbuses y carritos por puesto están paralizados por falta de cauchos, baterías o repuestos. Solo te pido que imagines el calvario de caminar largas cuadras con los zapatos rotos y en medio del asfalto caliente o las calles anegadas de aguas negras.
Sé que te gusta la salsa porque te he visto bailando los domingos contento con tu barrigota y tu chaquetón rojo y tus pantalones verde oliva. Si tan solo te dijera cuánto vale un frasco de salsa de tomate para echarle a los imaginarios espaguetis del fin de semana te daría un infarto y, pese a todo, me gustaría que hicieras mil años como Pu Yi. Mi hermanita menor me dice que te diga eso porque, según ella, tú sabes qué significa eso.
Nico, aquí todos estamos tristes y también molestos porque lo que nos prometiste el año pasado por esta fecha se esfumó como el aire enfermo que exhalan los basureros en cada esquina del barrio. Claro que tú no debes conocer esos hedores porque vives en la nieve y el aire que respiras es impoluto y fragante, según entiendo.
Si llegas a recibir esta misiva, considera la posibilidad de hacer un vuelo rasante por estos barriales enmontados cuyo nombre ya cuesta leer de lo borroso que exhiben sus letras en las fronteras noroeste y sureste. Ah, se me olvidaba, Nico, aquí no hay gas ni gasolina, ni combustible para aviones, ni comida ni medicinas, así que ya sabes, si se te ocurre venir es por tu cuenta y riesgo. Estás advertido, no me hago responsable por tu integridad física, aquí en este tristísimo y melancólico villorrio gobierna el hampa.
Bueno, no te doy más lata, porque hoy es 28 y es Día de los Inocentes, o sea, día de todos los venezolanos. Chao pescao, cambio y fuera NiCoLAPso.