Es lamentable que los candidatos regionales del madurismo y el Partido “Socialista” Unido de Venezuela (PSUV), con el respeto de quienes ejercen tales trabajos, tengan que recurrir al circo y el ridículo como “oferta de gobierno”.
Al parecer para los aspirantes por la mencionada tolda política, tanto para la Gobernación de Carabobo como para la reelección en Monagas, es decir, Rafael Lacava y Yelitze Santaella, sus “asesores” no encontraron mejor forma de atraer “votos” que, para el primero, montarse en un burro, y para la segunda, ponerse unos guantes de boxeo sobre un improvisado cuadrilátero ubicado en una plaza pública, resultaron la mejor manera de lograrlo. Ahora semejantes actos se convierten en la praxis de campaña electoral, que de “revolucionario” lo que tiene es quién de los dos hace con mayor intensidad el hazmerreír. Verbigracia, será que para que los ciudadanos olvidemos la inflación, la devaluación de nuestra moneda, la pulverización del salario, el colapso de los servicios públicos, la corrupción, y una delincuencia arropada por los atracos, los secuestros y los asesinatos, a los candidatos maduristas no les importa hacer lo que sea, si con ello pueden evadir las verdaderas calamidades que confronta nuestro pueblo.
El caso de Rafael Lacava es una conducta reiterativa sobre alguien que, además de montar cualquier espectáculo en un espacio cerrado o en plena vía pública (como la acción sobre el burro), ya no debería sorprendernos. De hecho, este individuo ha dicho, sin ningún tipo de alusión metafórica, que “al pueblo lo que le hace falta es palo”¹. Y es que Lacava, además de emplear un vocabulario soez y despectivo sobre quienes aspira a “gobernar”, también debería explicarnos por qué se refiere al burro como si fuera una “flota traída de Alemania”² y, lo que es peor, su maltrato verbal sobre el personal de vigilancia (quien escribe fue vigilante) de la planta televisiva Globovisión, porque estos cumpliendo con sus funciones de seguridad interna le impidieron acceso al canal en tales condiciones.
En otras palabras, como la vigilancia de Globovisión imposibilitó a Lacava hacer lo que le da la gana dentro de las instalaciones de una empresa privada, o sea, permitirle hacer al susodicho lo que está acostumbrado a realizar en cuanto espacio asiste para determinados “eventos”, sin que exista autoridad pública o precisamente de seguridad, sea esta policial o militar, que le ponga un freno a sus controvertidas actuaciones y conductas, pues el candidato a la Gobernación de Carabobo por el PSUV considera, probablemente por el hecho de tener dinero y un poder político con atribuciones ilimitadas que lo colocan sobre el bien y el mal que, por ello, puede insultar, ofender y vilipendiar a quienes se opongan a sus designios. Nos preguntamos: si semejante conducta la tiene sin ser “gobernador”, ¿cómo actuaría tal individuo en caso de llegar a la primera magistratura regional del estado central? Pues, no dudamos que desde “echarle palo al pueblo”, hasta utilizar los “burros” como flota oficial de transporte para ese mismo pueblo serían parte de sus acciones de gobierno.
Sobre la actual gobernadora y aspirante a la reelección por el estado oriental, es decir, Yelitze Santaella, en Monagas, resulta deprimente su conducta. ¿Y por qué lo decimos? Porque esta dirigente política, en vez de dedicarse a autoevaluar con su equipo de gobierno el ejercicio de sus funciones en materia de educación, salud, servicios públicos, vialidad, cultura, seguridad, agricultura, industria, comercio, turismo y hasta explotación de recursos petroleros y minerales en su espacio geográfico, pues, eso al parecer es secundario. Es decir, lo fundamental, sin obviar que esta gobernadora es una ciudadana de tercera edad, es convencer a sus posibles votantes de que lo importante está en la manera de generar populismo, y evitar las respuestas ante los problemas que agobian a las comunidades de esa entidad federal.
La verdad es que resulta evidente que la actual gobernadora poco tiene que mostrar en el escenario de la gestión pública. En consecuencia, su equipo de gobierno prefiere montarla con unos guantes de boxeo sobre un cuadrilátero³, y hacer las veces de “boxeadora”, que comportarse como la máxima autoridad del estado con aspiraciones a ser reelecta en los términos de sindéresis y posibilidad de mejorar su desempeño gubernamental a partir de sus errores o debilidades en políticas y obras gubernamentales.
En ambas conductas, de Rafael Lacava y Yelitze Santaella, se conjuga: 1) La quiebra de la palabra y la acción política ante la compleja realidad económica y social. 2) La anulación de las ideas como sinónimo de generar progreso y bienestar. 3) La mediocridad política como signo evidente de que el pensar y actuar con racionalidad pensativa no es prioridad en la política madurista, porque en estos solo importa la sumisión ideológica.
En síntesis, entre el burro de Lacava y los guantes de Yelitze queda revelado el agotamiento político del madurismo y el PSUV. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
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¹ https://www.aporrea.org/regionales/n315245.html
² https://www.aporrea.org/actualidad/n315574.html