Una importante transformación se ha producido en el seno del grupo revolucionario que acompaña a Gustavo Petro en medio de la campaña sin cuartel que este libra por hacerse de la Presidencia colombiana cuando a Iván Duque le toque entregar la banda presidencial.
Posibilidades ciertas de convertirse en huésped del Palacio de Nariño tiene, por variadas razones. La primera es que la votación obtenida por esta ficha de las izquierdas colombianas fue muy significativa en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Apenas cuatro puntos menos que Duque y con una cifra porcentual muy elevada que se acercaba peligrosamente a la mitad de los votos.
Con este capital político dentro de su morral, Petro no ha dejado pasar ocasión para ponerle palitos entre las ruedas al ahora mandatario colombiano, y el juego no le está resultando tan complicado. Es muy cuesta arriba tratar de robarle popularidad a cualquier presidente recién electo con el favor popular y con el ánimo del electorado a favor de los cambios que promete.
Pero la cuesta a escalar por parte de Iván Duque al inicio de su mandato ha sido harto empinada. Por un lado, la avalancha de refugiados venezolanos que se ha acentuado desde su llegada al poder ha requerido de una atención dedicada del gobierno a resolver los problemas de más de millón y medio de refugiados, todo ello en medio de la debilidad económica y social que Colombia traía ya a cuestas. En ese terreno, luego de trescientos días del inicio de periodo presidencial, aún no hay soluciones eficientes para abordar y resolver el drama de la afluencia y la atención a millón y medio de seres hambreados en busca de ocupación y vivienda. Dentro del mismo tema, el gobierno, a pesar de haber estado muy activo en el terreno multilateral, no ha logrado armar un plan coherente de la comunidad internacional para detener las atrocidades que se gestan dentro de la dictadura venezolana y que son las que provocan el éxodo masivo.
El llamado de Duque en la capital de Europa a un “consenso global para una acción multilateral” aún no cobra forma. Por todo ello, nada hace pensar que la solución a estos dramas que impactan al país y al gobierno tenga pronta resolución. De lo que se habla, más bien, es de una desestabilización de Colombia.
A Petro también le están dando alas otras equivocaciones del gobierno de turno. El todo el territorio nacional se están gestando marchas contra las políticas de Duque que aparecen como impopulares, y ellas serán impulsadas por las izquierdas hasta obtener algún genero de satisfacción que se materialice en planes que contengan medidas contundentes a favor de las clases más necesitadas.
El caso es que el aumento de los impuestos a los empleados de medianos ingresos, la falta de presupuesto para la educación y las universidades, la ausencia de una política útil a la generación de empleos y el pobre manejo de la economía en términos generales mantienen a Duque con una desaprobación de más de 70%. Pues bien, Gustavo Petro tiene el ambiente a favor para pescar en medio de este río revuelto.
Y lo está favoreciendo otro elemento inesperado: sus desavenencias con personeros de la “revolución bolivariana” del otro lado de la frontera, un tema que muchos ven con buenos ojos en Colombia y a los que se les ha dado amplia publicidad. No le han faltado los insultos al ex candidato presidencial de parte de Diosdado Cabello frente a las cámaras de televisión.
Las molestias por los desatinos tan visibles de parte del gobierno de Nicolás Maduro y sus adláteres que han llevado a un país rico a la ruina, los altos niveles de corrupción asociados a la gestión de gobierno, el favorecimiento de la implantación del ELN y de bandas criminales en suelo venezolano, la connivencia con el tráfico de drogas, la comandita activa compartida por los militares venezolanos y los eyectados de las FARC y las Bacrim son compartidas por toda Colombia, no solo por los simpatizantes con el gobierno.
De esta manera, un poco de sagacidad política es todo lo que le hace falta al representante de Colombia Humana para mantenerse en la cresta de la ola.
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