El Ministerio de Exteriores de Noruega dijo la semana pasada, al concluir la tercera ronda de negociaciones, que la iniciativa de Oslo -con una supuesta agenda de seis puntos, según Nicolás Maduro- seguiría después que las partes realizaran consultas en Caracas para «avanzar en la negociación». Además, informó que se instaló una mesa que trabajará de manera continua y expedita con el propósito de “llegar a una solución acordada y en el marco de la Constitución”, para poner fin a la crisis que enfrenta el país.
Jorge Rodríguez, jefe de la delegación de Maduro, dijo que se trata de «un diálogo permanente para la paz, para la coexistencia pacífica, para la convivencia y la resolución constitucional y democrática de las controversias políticas y sociales».
El Centro de Comunicación Nacional de la presidencia encargada de Venezuela, en su cuenta de Twitter, publicó: “El mecanismo de negociación de Oslo es para lograr el cambio que le ponga fin al sufrimiento de los venezolanos».
El papa Francisco hizo votos este domingo para que en Barbados las partes puedan «llegar lo antes posible a un acuerdo que ponga fin al sufrimiento de la gente por el bien del país y de toda la región».
Por otro lado, Diosdado Cabello advirtió: “De estas negociaciones no saldrá ningún llamado a una nueva elección presidencial”. Y afirmó que las únicas elecciones pendientes son las parlamentarias.
Mientras, la Unión Europea reconoce la iniciativa de Oslo como “el canal principal para superar la crisis” multidimensional de Venezuela. Y exige a las partes reunidas en Barbados »un compromiso genuino y la flexibilidad necesaria para alcanzar con urgencia un resultado que permita elecciones transparentes y monitoreadas internacionalmente, la reinstitucionalización de los poderes públicos relevantes y que sienta las bases para la reconciliación nacional y la recuperación económica”.
La puesta en escena de la solución “pacífica, política y democrática” en Barbados presenta a Maduro como el policía bueno, aceptando la convocatoria de unas elecciones presidenciales con garantías y asomando a Héctor Rodríguez, gobernador del estado Miranda, como su sucesor o candidato para la elección presidencial.
Diosdado Cabello, quien ha venido fortaleciendo su poder en el sector militar después de los cambios del 5 y 16 de julio, hace el rol de policía malo en la negociación en Barbados. Amenaza con que no habrá adelanto de la elección presidencial, prevista para 2024. Solo se darán los comicios para elegir los diputados de la Asamblea Nacional el próximo año. Dentro del PSUV, Cabello actúa como un competidor más para la elección presidencial. Presentó a la hija de Chávez, María Gabriela, en su programa de televisión la semana pasada. Le dijo “contigo la revolución”, apuntalándola como una opción. Además, envió un mensaje con Leocenis García a la Casa Blanca la semana pasada, con la anuencia de una parte de la dirección del gobierno interino de Venezuela.
El otro actor principal, Juan Guaidó, ejecuta tanto el rol de policía bueno como el malo. Cuando su delegación acude a Barbados actúa como policía bueno, y cuando amenaza con la aprobación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y solicita más sanciones a Maduro y su entorno hace de policía malo. La ejecución de los dos roles compromete su credibilidad.
La Unión Europea decidió, luego del Informe Bachelet, desempeñar el rol de policía malo. Amenazó este martes al régimen de Maduro. “En caso de que no obtengan resultados concretos en las negociaciones en curso [Barbados], la UE ampliará aún más sus medidas restrictivas”, indicó la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, en una declaración en nombre de los 28 países europeos.
Este rol, policía malo, lo venía haciendo Estados Unidos hasta el primero de mayo, cuando decidió actuar también como policía bueno, solicitando el retorno del chavismo a la Asamblea Nacional para establecer “la transición pacífica y la reconciliación nacional”, una acción que corresponde a Guaidó como policía bueno.
Si se busca llegar a un acuerdo nacional que permita restituir la democracia y el Estado de Derecho en Venezuela, Barbados debería “estar lleno de buenas obras”.
Por lo tanto, Guaidó tiene que desempeñar su rol de policía bueno y alertar de lo que ocurrirá si no se logra establecer pronto la hoja de ruta para la “solución pacifica, política y democrática”. Mientras, Estados Unidos, la UE y el Grupo de Lima deben actuar como el policía malo, aplicando sanciones y “mano dura” contra Maduro, sus secuaces y relacionados. Es el momento de rematar la faena. La sincronización de los roles es clave para ello. Porque hasta ahora Barbados “está lleno de buenas intenciones”.
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