COLUMNISTA

Balance del cine venezolano

por Sergio Monsalve Sergio Monsalve

Año de crisis y reinvención para el cine nacional. La industria fue devorada por la depresión, la hiperinflación y la frivolidad populista.

La nota negativa es el estancamiento de la comedia y la confirmación del desplome creativo del patrón subestándar en modo CorneadorMi amigo Sebas y Ámbar (el sótano del período).

Existe la sensación de ver un loop de Pecho Caníbal en cierta oferta de explotación degradada y devaluada, al peor estilo del Conde del Guácharo. La tragedia de unas franquicias estériles y llenas de emplazamiento de productos (tapa amarilla).

La Villa del Cine anticipó el corsé de la Ley contra el odio, abogando por una estética de falsa conciencia moral y tolerancia hipócrita. Pantalla de encubrimiento de los asesinados por la dictadura, durante los días de resistencia. 

Un “autorismo” cayó presa de su ingenuidad y de su pretensión de rodar siempre lo mismo (un replay del paradigma naturalista de la evaporación narrativa).

El canon LGBTI llegó a su límite expresivo, entre conceptos trillados y estereotipos marcados por la complacencia progresista (Extraterreste y Bárbara). Urge refrescar el temario y la forma de las películas de la corriente queer.

Papita, segunda base defraudó por su onda especulativa, resultando un trabajo fallido. Igual aplica para programas de televisión, vendidos como películas, como el caso de Solteras indisponibles y El Di Caprio de Corozopando. La sala oscura les queda grande.

El Di Caprio asoma un tono de disidencia en el seno del gobierno, queriendo desenmascarar a los arquetipos del hundimiento republicano (el caudillismo, la demagogia, la cursilería costumbrista, el pensamiento mágico y la instrumentación infantil). No obstante, su mediocre factura impide colocarla en lo alto del podio.

En paralelo, un grupo de cineastas alzó su voz y se hizo sentir desde las calles hasta las redes, ocupando el lugar preponderante de la lista como fenómeno de 2017.

Una nueva generación despertó y decidió narrar el estado de las cosas, por medio de diferentes formatos, de la primera a la tercera persona. Hubo entrega, arrojo, valentía, compromiso y sacrificio en aras del interés común. Se palpa un resurgimiento de la crítica y la discusión política. Fuimos sorprendidos por el impacto de varios filmes clandestinos, cuyos mensajes llegaron a través de canales alternativos de difusión, como librerías, centros de arte y teatros.

De la vieja escuela pocos pudieron salvarse de caer en el olvido o la simple autocensura. Con todo, el gremio tomó la sabia decisión de organizarse y desmarcarse de la corriente de propaganda del CNAC.

Varios maestros comprobaron su valor en la cartelera, mientras otros como Chalbaud se desdibujaron por completo. La planta insolente es uno de los fiascos conceptuales y económicos de 2017.

Guaco, un documental no necesariamente malo, lo golpeó el síndrome del avestruz, unido al efecto de legitimar al polémico Furrial. Guaco, semblanza intentó lavar la imagen de la Súper Banda. La audiencia no compró su propuesta de evasión.

Más vivos que nunca hizo añorar al autor de Se solicita muchacha de buena presencia y motorizado con moto propia. Alfredo Anzola debe replantear su carrera detrás de cámaras.

Los realizadores de la diáspora nos representaron muy bien en el extranjero, explorando diversas ramas del medio audiovisual, como el videoclip al servicio de músicos de la cultura mainstream. Por su parte, La familia de Gustavo Rondón arrasó en el circuito de festivales.

Apenas hubo un puñado de rodajes oficiales en Caracas. Las tarifas dolarizadas impulsan la obligación de salir por Maiquetía para buscar nuevos mercados.

Innumerables directores combatieron en el asfalto, pasando de los estudios a las barricadas. Después empezaron a trabajar en proyectos, a la espera de ver luz en 2018.

El año cierra en uno de los momentos más delicados de la historia del país, donde no sabremos si tendremos las condiciones para producir y estrenar. Aun así, los diez títulos de abajo son señal de un presente con ganas de seguir imprimiendo su huella en el futuro, cualquiera sean las circunstancias.

1) Selfiementary. Serie documental. Director: Carlos Caridad.

2) La causa. Documental. Director: Andrés Figueredo.

3) Cabrujas en el país del disimulo. Documental. Director: Antonio Llerandi.

4) El Amparo. Ficción. Director: Robert Calzadilla.

5) Los 86. Ficción. Director: Javier Mujica.

6) Historia y montaje. Cortometraje de no ficción. Director: José Ostos.

7) Las que resisten, las que avanzan. Documental. Directora: Aldrina Valenzuela.

8) Ramón. Cortometraje. Ficción. Director: Hernán Jabes.

9) Síguelo bailando. Videoclip. Director: Nuno Gomes.

10) Retratos urgentes. Serie documental. Director: Pedro Camacho.