COLUMNISTA

La apuesta continúa siendo la eficiencia energética

por Boris Santos Gómez Úzqueda Boris Santos Gómez Úzqueda

Para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal, la región está realizando importantes esfuerzos con el fin de alcanzar la universalización del acceso a la electricidad.

Se notaron avances en la reducción de la “brecha eléctrica” acortando distancias entre zonas sin electrificar de las que son atendidas.

Adicionalmente al acceso se avanzó en cambio de paradigma: no solo es bueno tener electricidad, sino saber utilizarla de forma eficiente. Y eso pasa por educación y políticas públicas agresivas. Es importante, entonces, seguir empujando la eficiencia energética.

Algunos analistas afirman que de mantener América Latina actuales ritmos de incremento se podría alcanzar el objetivo de cobertura eléctrica total fijado para 2030 por la iniciativa Sustainable Energy For All (SE4ALL) y establecido en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Pero siempre la apuesta debe ser: electricidad utilizada con eficiencia, paradigma en el que debe involucrarse la sociedad y el Estado en sus diferentes niveles gubernativos.

Esas metas se van a lograr cuando haya una definitiva disminución en el uso de la leña y su reemplazo por fuentes más eficientes como el gas natural, pero con una clara adopción de políticas de fomento de la eficiencia energética.

América Latina presentó diversos grados de avance, por ejemplo: México consolidó marcos institucionales y regulatorios específicos para la eficiencia energética; en cambio –lamentablemente, de momento- en Bolivia y Venezuela no hubo avances.

Lo importante es que hay una trilogía inseparable: elaboración de políticas para uso y de fomento al desarrollo de las energías renovables no convencionales, implementación de eficiencia energética y utilización de sistemas de iluminación pública LED de reducción de uso de electricidad convencional.

Entre los avances para la promoción de energías renovables no convencionales hay una docena de países que han creado fondos o mecanismos públicos para financiar proyectos en esa materia, y elaborado políticas y regulación puntual para las subastas con mecanismos que exigen a oferentes la presentación de garantías financieras de cumplimiento de contrato.

Los principales incentivos fiscales que los gobiernos nacionales, subnacionales y municipales podrían poner en práctica para generar condiciones de proyectos rentables en alumbrado público, vía LED alimentado por paneles solares, por ejemplo, tendrían que ser: incentivos fiscales como exenciones impositivas, depreciación acelerada de activos para mejorar contabilidad de importadores, exenciones con por ejemplo cero carga de impuesto sobre la renta, el IVA, a importadores, devoluciones de tasas de importación y contratos de pago preferente a proyectos LED de alumbrado público que ahorren consumo de electricidad/facturas.

Esas exenciones e incentivos podrían aplicarse a paneles fotovoltaicos y a todo el equipamiento LED, contribuyendo además a generar nuevas mentalidades de uso.

Adicionalmente –como ya se tiene indicado en otros análisis- es importante que los municipios, sus instituciones y edificios utilicen 100% paneles solares, iluminación LED y programas de ahorro.

El sistema de alumbrado público de varias ciudades de América Latina es antiguo, obsoleto, contaminante para el medio ambiente, porque consumen demasiada energía y despiden mucho calor.

Sin duda que la iluminación LED revolucionó la forma de iluminar las ciudades en todo el mundo, generando más eficiencia energética y brindando más luminosidad que las lámparas de fibra de carbón.

Conviene destacar medidas tomadas por autoridades de la Ciudad de México –la capital mexicana con más de 20 millones de habitantes- como la aplicación del Programa de Acción Climática (PACCM) 2014-2020, con el que se logró reducir 5,6 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (CO2e) de los 6.7 millones establecidos como meta para 2018.

Y esos resultados fueron por acciones concretas como: transición energética urbana y rural; contención de la mancha urbana; mejoramiento ambiental; manejo sustentable de recursos naturales y la biodiversidad; construcción de resiliencia; educación y comunicación; e investigación y desarrollo, destacándose la principal, que es la renovación del alumbrado público en las 16 delegaciones (barrios, zonas) de la Ciudad de México.

La industria LED y el alumbrado público van a seguir creciendo en beneficio de la eficiencia energética: varias fuentes indican que el mercado total de la iluminación general en América Latina se proyecta para alcanzar 6.623 millones de dólares en 2020. Se estima que el mercado de las lámparas y balastros eficientes en América Latina pueda alcanzar la crifa de 3.510 millones de dólares a finales de 2018.

La oferta de LED y paneles solares mejoró sustancialmente para ser competitivos, con nuevas tendencias de diseño y reducción de costes de elaboración y montaje.

Adicionalmente, LED empujará la eficiencia energética con el cambio de paradigma que va de la mano de la tecnología: domótica para edificios y el Internet of Things (IoT) para el sector de alumbrado público.

La innovación no va a detenerse y está empujando nuevas sinergias entre privados-Estados-sociedad con LED, eficiencia energética, IoT y nuevos paradigmas.