Un equipo de investigadores ha aislado un tipo de virus de la familia del SARS-CoV-2 (covid 19), con una secuencia genómica muy parecida a los anteriores causantes de la pandemia.
Investigadores de la Escuela de Salud Global Paul G. Allen, de la Universidad Estatal de Washington, descubrieron que las proteínas del virus del murciélago, denominado Khosta-2, pueden infectar células en humanos.
También que son muy resistentes a los anticuerpos monoclonales, como el suero de personas vacunadas contra el SARS-CoV-2. Tanto el Khosta-2 como el SARS-CoV-2 son de la misma familia de coronavirus, conocida como sarbecovirus.
Es cierto que se han aislados cientos de virus del tipo SARS y que la mayoría no son capaces de infectar al ser humano; pero lo preocupante es que el nuevo virus sí puede hacerlo utilizando la misma proteína en espiga para adherirse. Por suerte, de momento, no es tan agresivo como su primo-hermano, el covid 19, pero es bien sabido que puede mutar a una especie más maligna y hacernos daño.
Hay que aclarar que las vacunas actuales y los sueros de pacientes infectados no ayudan en su control, ya que son ineficaces. En este sentido, se hace necesario buscar una sola vacuna que funcione para todos los virus, independientemente de la marca. Hay que unir fuerzas, dinero e investigación, en un trabajo conjunto, para proteger a la población antes estas entidades víricas que pueden mutar a patógenos crueles que la diezman.
¿Qué podemos hacer para mantenernos preparados?
Lo primero es que estos virus necesitan un ambiente ácido, así que todo lo que alcalinice es bueno para evitarlo. Eliminar la obesidad y el sobrepeso. Mantener la diabetes y otras enfermedades crónicas bajo estricto control. Dieta balanceada con más frutas y vegetales, menos azúcar, más deporte de fuerza y aeróbico, suplementación con magnesio y vitamina C. Hacerse revisiones anuales para ver los elementos sanguíneos (células y bioquímicas). Ante los síntomas de fiebre, dolor de cabeza intenso y dolores musculares, consultar a su médico. Eliminar los hábitos tóxicos (tabaco, alcohol).
Estar informado sobre los cambios y directrices de las autoridades de salud, así como informar de casos que no estén diagnosticados por alguna razón.
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