En la introducción de su versión de El arte de la guerra, Fernando Puell de la Villa (Editorial Biblioteca Nueva, 2000, Madrid, España) expresa que su objetivo no ha sido traducir literalmente el texto original, tarea que cree resulta de dudosa utilidad para lectores no especializados. Su objetivo ha sido presentar una versión que, siendo totalmente fiel a la doctrina sunciana, resulte comprensible para el público en general.
Su libro consta de tres partes y en la primera presenta los trece capítulos tradicionales, llamados también los trece capítulos canónicos. El capítulo 4 lo denomina Puell de la Villa “El despliegue” y suministra los cinco factores del arte de la guerra: la situación, el financiamiento, la logística, los efectivos y las posibilidades.
El primero de estos factores, la situación, es una función del terreno cuya naturaleza condiciona el costo de la guerra y sus previsiones logísticas. La capacidad logística determina los efectivos. Los efectivos disponibles deciden la correlación de fuerzas y esta última sentencia las posibilidades de victoria o derrota.
Afirma Sun Tzu (también Sun Zi) que el terreno es el aliado natural de la estrategia, en consecuencia, su estudio es fundamental. Lo anterior nos conduce a dos capítulos, al 10 que se titula “El terreno” y al 11 que se titula “La zona de operaciones”.
El capítulo 10 presenta, en términos generales, seis tipos de terreno: accesible, engañoso, neutro, fortificable, fuerte y distante, y concluye con el siguiente proverbio: “Evalúa al adversario, evalúate a ti mismo y tu victoria nunca peligrará. Evalúa el terreno, evalúa el entorno y la victoria será absoluta”. Cada tipo de terreno tiene una indicación de combate justificada aunque interpreto, en virtud del marco conceptual sunciano, que tales indicaciones no son necesariamente rígidas.
A modo de ejemplo, el terreno “fortificable” es aquel en el cual el primero en llegar ha de atrincherarse y esperar la aproximación del adversario. En este terreno, recomienda Sun Tzu, no debe entablarse combate. Sin embargo, tenemos el caso de Gaugamela, que fue un terreno del tipo fortificable: Darío llegó primero, preparó el terreno y esperó confiado a Alejandro. Sin embargo, Alejandro sí prefirió entablar combate y lo derrotó, nueva y espectacularmente, con una maniobra no convencional como la desarrollada en Isos.
Ahora bien, el capítulo 11 presenta nueve variedades de terreno pero desde la perspectiva específica de operaciones militares: dispersante, fronterizo, polémico, comunicado, de confluencia, vital, difícil, de encrucijada y sin salida.
La última mencionada, la zona de operaciones sin salida, es aquel terreno en donde uno de los bandos se encuentra acorralado y solo luchando hasta la muerte conseguirá, si acaso, sobrevivir. Aquí la derrota significa la total aniquilación de este adversario.
La recomendación de Sun Tzu es no combatir en terreno dispersante. No permanecer en terreno fronterizo. No atacar en terreno polémico. No permitir ser interceptado en terreno comunicado. Firmar tratados en terreno de confluencia. Apropiarse de los recursos del adversario en terreno vital. Salir rápido del terreno difícil. Tener listos planes de emergencia en terreno de encrucijada. Aceptar batalla en terreno sin salida.
Los principios básicos de la doctrina sunciana son simples y claros: eludir la batalla si no existe garantía de vencer, evitar riesgos, amedrentar al enemigo mediante métodos psicológicos y recurrir al tiempo más que a la fuerza para desgastar al adversario. De modo que cuando una de las partes acepta batalla es porque o bien se ha producido para ella la mayor acumulación de factores y atributos favorables, es decir, la diferencia entre factores favorables y desfavorables es positiva y constituye un máximo, o bien se encuentra acorralada y sin salida.
Lo cierto del caso es que la sola presencia de siglas impide que tal diferencia entre factores favorables y desfavorables constituya un máximo: CNE, TSJ, ANC, FGR, CGR y Sebin. En consecuencia, y a pesar del análisis de los “expertos”, no es el gobierno, es la oposición la que más bien luce acorralada y sin salida y, por lo tanto, aceptó batalla con las regionales.
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