La mayor parte de los análisis que he leído hasta que escribo esta nota coinciden en que, independientemente del orden y el peso de los factores intervinientes, los acontecimientos del 30 de abril constituyeron un fracaso en su cometido a pesar de lo cual tuvo la virtud de revelar la fragilidad del entorno más cercano a Maduro, un asunto de peso si tenemos en cuenta que se trata del resquebrajamiento de la cúpula que le permite al tirano sostenerse a pesar del rechazo de más de un 80% de la población venezolana, y del rechazo y desconocimiento de más de 50 países de los más importantes del planeta.
La ausencia de declaraciones condenatorias a la fracasada intentona militar y la reiteración del reconocimiento a Juan Guaidó revela la firmeza de la decisión internacional en el rechazo al gobierno de Maduro y a seguir apostando por el regreso de la democracia a Venezuela. Los voceros del gobierno de Estados Unidos hicieron revelaciones de distinto calado en las que mostraron que la disposición hacia la negociación anunciada por Elliot Abrams se estaba poniendo en práctica no solo a nivel internacional sino en el ámbito más íntimo del gobierno de Maduro. Los días inmediatamente sucesivos al 30 de abril estuvieron plagados de declaraciones de los voceros más destacados del gobierno norteamericano y del propio Trump que, evidenciando la fragilidad del entorno de Maduro e intensificando reuniones y contactos. muestran la indeclinable decisión de impulsar una solución a la crisis venezolana colocando nuevamente todas las cartas sobre la mesa.
Pero también se produjeron movimientos importantes en otros escenarios. La invitación hecha por el Grupo de Lima a Cuba para sumarse a una solución a la crisis venezolana es a mi entender una propuesta de suma importancia. No es para nadie un secreto que el régimen cubano es el sostén más importante con el que cuenta el régimen de Maduro. Así lo ha entendido el gobierno de Trump, que les ha hecho diversas ofertas para que saquen sus manos y sus pies de Venezuela. Algunas de ellas muy atractivas para la parasitaria economía de la isla que comienza a sentir los rigores de los recortes de los regalos venezolanos. Es de anotar que por muy atractivas que resulten esas ofertas son muy difíciles de aceptar después de más de 60 años de antiimperialismo
Viniendo de países de América Latina y Europa, la situación es otra. Por los momentos ya se han reunido el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, y la alta representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Federica Mogherini, quienes acordaron mantener el contacto para dar seguimiento a la crisis en Venezuela.
Obviamente, los distintos tableros que se mueven en el globo no pueden prescindir del importante motor de la lucha de los venezolanos. Fue importante constatar que a pesar de que los acontecimientos del 30 de abril produjeron gran frustración por las expectativas creadas, no incidieron negativamente en el respaldo a Guaidó, tal como se evidenció en las multitudinarias concentraciones del Primero de Mayo. Pero eventos y pronunciamientos posteriores llaman a la reflexión.
Preocupan algunas improvisaciones, una de ellas revelada por Guaidó al reconocer que se sobredimensionó el movimiento del 30 de abril, también otras como respuestas desordenadas y fallidas a ese atrabiliario amanecer de abril como posiciones adelantadas, convocar movilizaciones desordenadas y trazar metas improvisadas.
Credibilidad y unidad son indispensables para que pueda cesar la usurpación y se produzca una transición que nos lleve a unas elecciones libres para conquistar un gobierno democrático que logre mantenerse en el poder para realizar los profundos cambios que el país requiere. Las hemos puesto en juego, se trata de lograr que sobrevivan.
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