OPINIÓN

Colombia, un país de ritos

por John Marulanda John Marulanda

Colombia es un país de ritos, usos y costumbres. Bástenos recordar unos de tantos: el rito de la siesta. A eso del mediodía, y en eso recuerdo mis días de comandante de la base militar de Arauquita, hacia el mediodía: todos los de la base y en eso rememoro a todos mis hombres, traigo a mi mente a mis soldados hacia el mediodía y a mis hombres de la base durmiendo plácidamente. Y así recorro a todos mis hombres uniformados aferrados a su fusil durmiendo plácida y ligeramente, con el susto pintado en sus rostros.

Y cuando yo era un pobre -y ya no era tan pobre- aunque ya no era tan zarrapastroso, como cuando era capitán.

Más tarde, en la base militar de Yacopicito volví a ver de nuevo la costumbre o el hito de la siesta entre mis soldados, pobres y zarrapastrosos. Si, así eran, pobres y zarrapastrosos. Yo era un pobre y zarrapastroso capitán y ellos eran pobres y zarrapastrosos soldados.

Y así sucesivamente, hasta mi grado de coronel, al cual llegué con mi fresco grado de teniente coronel, al cual arribé no sin dificultades y sin problemas. Pero fue ahí en el cual me di cuenta de que todo era una rutina, bella pero llena de enredos, en fin. Arauquita está en la frontera con Venezuela y la otra está en la frontera entre Boyacá y Cundinamarca, tierra de «paras» en ese entonces llena de esmeralderos y de narcoguerrilleros.

Pasaron los años y me dio por escribir estos opúsculos, a los cuales usted y yo ya estamos acostumbrados. Pues bien, pues aquí vamos poco a poco, adocenándonos como el resto de los lectores.

Y digo adocenándonos, porque a la rutina, los ritos y los usos, estamos acostumbrándonos poco a poco que utilizar.

Y ése fue mi recorrido por mis peores bases de Arauquita y de mi base de Yacopícito. Y ya no puedo extenderme más a no ser que se me acuse de ser un soplón.

Esa es la historia de mi corto y breve paso por la vida militar, desde el grado de subteniente hasta el grado de teniente coronel, y a través de todos los grados hasta el de coronel.

Ay de mi pobre Arauquita, y de mi pobre Yacopicito. Tanto la una como la otra, aún están bajo la lupa del actual comandante general de las Fuerzas Militares. Amén.