Gustavo Petro, el exguerrillero del M19 que dice haber despertado a «la vida política al ver llorar a su padre con la muerte del argentino Che Guevara» y que aglutina a una serie de organizaciones de izquierda, es hoy el virtual ganador de la primera vuelta de los comicios electorales en Colombia.
Petro se presenta con un discurso de resentimientos, tratando de capitalizar en la miseria, pero siembra esperanzas. Ha propuesto en su plan de gobierno: empoderar a los pobres, cambiar el modelo social y político del país, nombrar una constituyente, así como buscar la cercanía con Venezuela y todo lo que le parezca. Lo de siempre, la receta probada y aprobada por Cuba y Venezuela.
Detrás de Petro y en contra de todo pronóstico llegó el candidato Rodolfo Hernández: un populista de derechas, un antisistema, sin pena al ridículo y sin plan de gobierno; es un fenómeno político que no recibió ayuda de nadie y quizás podría convertirse en el primer presidente de la democracia colombiana fuera de los partidos tradicionales. Con una campaña que gira en torno a la lucha contra la corrupción, los colombianos ya se están acostumbrando a escuchar sus disculpas por cada imprudencia en la que se ve envuelto.
En tercer lugar hay una figura: Federico Gutiérrez, un candidato de la clase política tradicional de derechas, un hombre con buena reputación que logró conseguir 1 millón de votos.
Es una vergüenza que un país que ha sido testigo presencial de la catástrofe que ha vivido Venezuela se atreva a dar su voto a un exguerrillero que tiene como todos ellos sus manos llenas de sangre y que pudiera llevar a Colombia a períodos de oscurantismo.
Hablar de un voto castigo a todo lo que representa el pasado de Colombia es un acto de injusticia, no se le puede quitar visibilidad a grandes logros colectivos de Colombia, una de las democracias más antiguas y estables de la región.
Colombia ha tenido un pasado casi superado de terrorismo y narcotráfico, pero es innegable que hay un ininterrumpido crecimiento en el siglo XX, que posee un importante parque industrial, tiene baja tasa de analfabetismo, cuenta con un sector turístico envidiable, existe una evidente separación de poderes, hay prensa libre, y avances a nivel científico deportivo y cultural.
Los colombianos también cuentan con un cuerpo diplomático de carrera y unas fuerzas armadas institucionalistas y cohesionadas.
Hoy vemos a intelectuales y medios de comunicación en Colombia y en el mundo haciéndole el juego a Petro, mientras que los venezolanos miramos la película como una repetición de capítulos ya conocidos.
Creo que Petro ahora está atado de manos, jamás se planteó este resultado; si hubiera salido Federico Gutiérrez, la gente de Rodolfo Hernández no se iría adonde Gutiérrez, los votos le habrían caído a Petro; a Petro le toca bailar con la más fea.
Hernández, sin vincularse ni pactar oficialmente con nadie, va a capitalizar los votos de Federico Gutiérrez y los de Sergio Fajardo, pues hay muchas coincidencias en los planteamientos entre ellos. Él sabe que constituye un rayito de esperanza, y los de centro derecha e izquierda tienen mucho miedo a las ideas de Petro.
A todo evento, Colombia en un descuido empieza a pasos agigantados el camino al suicidio.
Twitter: @davidbittano
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