Venezuela sufre una desgracia escalofriante desde hace unos dolorosos veinticinco años. Colombia no puede imitar lo que ha sido un horror para nuestro pueblo. Las aspiraciones del presidente Gustavo Petro es conducirlos por el tour del infierno nacional. Someter a las instituciones a una ideología cavernícola que las reduzca al triste papel de servir de cortesana a la pretensión del pensamiento único. Las señales son más que elocuentes. Le obstina que la sociedad neogranadina cuestione sus proyectos envenenados en la búsqueda de pescar incautos. Es inducirnos desde una narrativa redentora a buscar el crecimiento social, entregando a la democracia como la presa que desean tener cautiva. Es la semilla infectada del socialismo que ansían sembrar en el corazón de cada ciudadano que siente alguna carencia afectiva para con la libertad. Para ello utilizarán un abanico de mentiras que les sirva de base de sustentación. Es la estrategia de estos regímenes para manipular la voluntad de los pueblos. Uno de los parámetros que deben observar los colombianos no solo son las embestidas de Gustavo Petro en contra de la constitución de la República, sino su pésima gestión de gobierno. Las gravísimas condiciones de vida han empeorado de manera dramática. Las zonas de mayor depreciación económica siguen su onda expansiva. No existen políticas coherentes que puedan transformarle la vida a la familia colombiana. La izquierda que llegó al poder con tantas ínfulas ha demostrado su absoluta incapacidad para gobernar. Solo en la cabeza presidencial existe un país imaginario en donde todo funciona. Sus redes sociales están llenas de reflexiones que no conducen a soluciones. Gustavo Petro se cree el Séneca de este tiempo para dictar orientaciones al mundo y sus diferentes conflictos. Es un obstinado opinador de cuanto asunto aparezca en la palestra, pero que no resuelve los asuntos domésticos.
Los demócratas colombianos deben estar muy alerta para que la dolorosa experiencia venezolana no se repita. La unidad de todos es el antídoto para preservar las instituciones. La nación está a tiempo de impedir que este modelo de gobierno se perpetúe. Son dos años en donde pueden construir una sólida opción que pueda vencerlos. Colombia es un país estratégico para el hemisferio. Su enorme potencial no puede quedar sujeto por la felonía. Es hora de responder con la grandeza de su historia.
@alecambero