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«Las letras que pueden darnos tanta felicidad y hacernos tanto daño» (JUAN MAYORGA)

De una manera inesperada llega uno a darse cuenta de que hay cosas que no cambian nunca. Ensimismado uno toma conciencia de que ciertas costumbres no se mueven hacia delante ni hacia atrás y deja de intentar mejorarlas. Hace semanas escribía aquí sobre la carta a la directora del lector desengañado, harto de la mala educación de quienes no suelen responder a un saludo. Todos sabemos que el tipo que entra a una oficina sin decir «buenos días» o «buenas tardes», no es buena gente. Esto viene a cuento, entre otras cosas, de una lista escrita en inglés que encontré en Internet en la cual se enumeraban las cosas que estaban bajo nuestro control (What’s in your control) y el resto de cosas que uno es incapaz de controlar por mucho que lo intente (What’s out of your control).

Para mí, la parte más dura es la que se encarga de advertirnos qué cosas se nos escapan de las manos. Y es que a veces creemos que todo está bajo control, pero no es así.

1/»what others think of you» (lo que los otros piensan de usted). Obviamente, nadie es tan poderoso como para adueñarse del pensamiento, ideas u opinión (en ocasiones con prejuicios) que alguien tiene de nosotros. Claro que, dependiendo de quiénes sean esos otros, unos no nos soportarán y otros nos querrán mucho. Y, dado que la vida es un fenómeno impredecible, los primeros podrían cambiar repentinamente de opinión, al igual que los segundos. De cualquier modo, lo que los otros piensan de nosotros pertenece a un ámbito íntimo y personal (de ellos).

2/»the weather» (el tiempo). En el supuesto de que quien lea estas líneas no crea en el cambio climático, le parecerá extraña esta afirmación. Los que creemos que el tiempo está loco, pensamos que no podemos hacer nada para mejorarlo, excepto cuidar el planeta tratándolo con respeto. Pero no nos creamos tan poderosos porque la Tierra tiene sus propias leyes; o sea, que esto está fuera de nuestro control. Ahorrar mucho papel todo el rato no significa necesariamente que el cielo va a hacernos caso y va a portarse bien con nosotros. Nada ni nadie nos asegura que haga bueno y que la merienda al aire libre no se estropee.

3/»knowing exactly what will happen» (saber qué va a suceder con exactitud). Me quedo sin argumentos. No hay nadie en el mundo que sepa qué va a pasar mañana. Nadie vio venir la pandemia del 19 salvo Bill Gates. Por dejarlo claro, ni el hombre del tiempo acierta en el pronóstico del tiempo.

En total, el autor desconocido presenta un decálogo de once puntos acerca de lo que se nos escapa al control, frente a doce puntos de cosas que sí somos capaces de controlar nosotros.

Por citar alguna, sí podemos controlar «how you treat people» (cómo trata uno a la gente). Ya ve, ser amable y cortés es una elección. Esto es posible. Uno devuelve el saludo, «hola, buenos días» y todo se vuelve diferente. Otro punto es «your daily routine» (su rutina diaria). Usted decide si quiere o no quiere dedicar tiempo de su vida a estar a solas y conocerse un poco –nosce te ipsum– . En el fondo este ítem es el mismo que el siguiente «how you spend your time» (cómo pasa su tiempo). Si la vida está hecha de casualidades o si todo está planeado por un ser superior, no lo sabemos. El caso es que hoy, ahora mismo, quise escuchar el discurso completo del dramaturgo español Juan Mayorga, premiado este año con el Princesa de Asturias de las Letras después de haber cazado al vuelo unas palabras suyas en las que hablaba del «poder de la palabra que permite declarar una guerra o detenerla». Quise dedicar 7 minutos de mi tiempo a emocionarme con esta apología de las letras y la literatura.

Sin embargo, el hombre vive, además de los sueños y las ideas, de su carnalidad. Aquí, el autor del decálogo apunta que uno decide qué hace con su cuerpo («what you do with your body»). Hay que elegir entre correr por las mañanas, ir caminando al trabajo o permanecer sentado en el sofá cuando nos queda tiempo libre. El siguiente punto me resulta familiar. Había leído antes en algún sitio que somos lo que comemos. En el decálogo no olvidan este apartado: la comida que ingiere («the food you eat»). Cualquiera que se lo proponga puede mejorar o empeorar las cosas que están bajo su control, ya que uno decide con quién pasa el tiempo («who you spend your time with»). En fin, que todos y cada uno de nosotros, y pienso en usted, querido lector, deberíamos controlar nuestras prioridades en la vida como reza el número 12 del decálogo.

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