Dos décadas lleva la sospechada oposición prometiendo victorias, triunfos y laureles sobre el cívico-militarismo, Chávez, Maduro y el castrismo; siendo lo único conquistado derrotas, entregas, frustraciones y capitulaciones que no imputan a sí mismos sino a la democracia como abstracción.
La aparición del chavismo marcó un antes y un después de la racionalidad como práctica política saludable en la que se dé importancia al afecto de valores y principios propios de la democracia. Se impuso una visión militarista, atrasada, ramplona, vulgar. Venezuela fue arrojada al pasado obstaculizando su ingreso al siglo XXI; y en este momento, es tan pobre como Haití en términos de producto interno bruto per cápita. El atraso tuvo y tiene efecto expansivo en todos los sectores de la sociedad.
En el chavismo los errores se ocultan, las estructuras se encumbran y las equivocaciones se disimulan. Las finanzas públicas se saquean sin misericordia porque el dinero -sea a través de complicidades o perversiones personales- es el que motoriza la maquinaria partidista, electoral, comunal, militar y la cómplice cohabitante, coautora y encubridora que ha descoyuntado al país, fortaleciéndolos en el poder.
La densa corriente de migrantes a toda América, Europa y lejanos confines como Islandia, no es consecuencia de un gusto por viajar, turistear y divertirse, es el rechazo de una ciudadanía por lo que el chavismo representa, retrocediéndonos a épocas pretéritas. Optaron por migrar a causa de que Venezuela y sus propios destinos los ha destruido el régimen madurista con asesoría castrista, jactancias rusas y pedanterías chinas e iraníes; también con la necesaria ayuda de una oposición integrada por partidos y dirigentes que juran trabajar por el pueblo, pero que sólo se esfuerzan por sí mismos.
Rendido a la autoridad de Fidel, Chávez contó con tecnología cubana de sometimiento y ocupación puesto en práctica en otras latitudes. Como colonos, el castrismo se ocupó de tomar el poder e implantar formas de hacer. El chavismo utiliza al ciudadano para su beneficio económico con sus ventajas. La oposición piensa en cómo utilizarlo para sacar al chavismo y ser ellos quienes tengan las prerrogativas. Salvo María Corina Machado, casi todos están dispuestos a negociar, pactar con quien sea, incluido el mismo chavismo, para apropiarse del poder, ventajas y privilegios.
Por eso han fracasado y seguirán fracasando, no tienen el coraje ni honestidad para plantear la lucha cara a cara con autenticidad, la verdad por delante, sincera, absoluta. Fingen voluntad de sacrificio, cuando lo que buscan es poder para ellos y no para la ciudadanía, a quien, por cierto, no rinden cuenta.
Eso lo saben quiénes se han ido, fueron a buscar futuro con esfuerzo propio en naciones que sólo exigen cumplimiento de las normas iguales para todos. Que no regalan sino la igualdad de respeto y acatamiento. No dan riquezas sino la oportunidad para forjarlas por sí mismos de acuerdo a sus propias capacidades.
Los que se oponían luchaban con la energía de sus corazones, y el cerebro cubano, al que no le dolían víctimas, ponía en práctica opresión, miedo y control, mermando al ciudadano y llevando a refugiarse en la indefensión aprendida. De allí que la dura emigración fuese una salida para buscar libertad.
Los migrantes han huido, no aprecian en Venezuela posibilidades de cambio. Es preferible ser profesional o técnico y preparar cachitos madrugando, servir de mesonero, ganarse con amabilidad y eficiencia las propinas dentro de una comunidad educada, respetuosa de la libertad, cumplida con la democracia y leyes, que ser obediente, sumiso o desempleado en el vientre de un régimen que utiliza legislaciones constitucionales a conveniencia de sus bolsillos. Los desplazados no confían en la revolución, tampoco en quienes aseguran están en su contra. La democracia no es negociar beneficio sino tener libertad de conquistarlo por sí mismo.
Es innegable que el oficialismo y secuaces se preparan para 2024 y lo hacen con frialdad para ganar. Es una vergüenza decirlo, pero si hay referencia de insensibilidad, displicencia y cálculo en la práctica política es precisamente la del chavismo. Por eso los partidos, políticos y politiqueros que buscan elecciones sólo para conquistar espacios no quieren que los migrantes voten, ejerzan su derecho a elegir en sus inventadas primarias, que en defensa propia tratan de convertirlos en olvidos, en venezolanos de segunda, cuyas opiniones no cuentan, las consideran basura. Tendrían que preguntarse, ¿Qué harán los migrantes y gobiernos extranjeros? ¿Cuánto interesan opositores que busquen legitimidad acallando y manteniendo en silencio a millones?
Mientras existan pendejos que se conforman con despojos y migajas nadie les quita el poder. Sin la participación activa, contundente y clara de la migración, cualquier decisión opositora es falsa, un fraude, una estafa.
@ArmandoMartini