En Estados Unidos los juicios son orales. Esta feliz fórmula ha generado un subgénero de éxito en el cine. Nada más parecido a una pieza dramática que la agonía por demostrar la inocencia de un acusado. Los ejemplos sobran y pocos maestros han resistido la tentación (pensemos solo en el Billy Wilder de Testigo de cargo o el Hitchcock de El caso Paradine). Ahora bien, quienes deben certificar la inocencia o culpabilidad son doce ciudadanos elegidos al azar. Un filme para televisión de 1954 escrito por un libretista talentoso, hoy olvidado llamado Reginald Rose, movió el centro de gravedad del género de la sala de juicios a la sala de deliberación. El debutante Sidney Lumet la llevó al cine en 1957. Se llamó Twelve angry men y se conoció por estos lugares como Doce hombres en pugna. La trama era sencilla: un joven latino es acusado de un crimen y los miembros del jurado, abrasados por un calor agobiante resuelven darle trámite rápido al asunto y condenarlo. Pero uno de ellos se opone y comienza a sembrar dudas razonables sobre el veredicto, hasta convencer a sus pares, si no de la inocencia, al menos de la ausencia de una certeza que permitiera una condena. Un film vibrante, con actuaciones extraordinarias de Henry Fonda y un elenco brillante. Tanto éxito tuvo que el propio Rose la volvió obra de teatro y tuvo además dos remakes en el cine. Una en 1997 con Jack Lemmon y otra llamada 12, de Nikita Mikhalkov ambientada improbablemente en la Rusia de 2007 en la cual el presunto asesino latino se transformaba en un potencial terrorista checheno. En todo caso, fue a partir de este inevitable ejemplo de buen drama que cada jurado se ganó su puesto en la historia del cine, con el mismo peso específico que el defensor, el fiscal o el acusado.
Jurado Nº 2 asume esta insumergible tradición, con una premisa que roza la inverosimilitud. El jurado del caso es un buen padre de familia, alcohólico en recuperación que ha estado involucrado en el homicidio que se juzga. Si el filme solo dependiera de esta desviación de la fórmula la película no pasaría de un aceptable drama judicial. Pero el libreto de Jonathan Abrahams (hasta ahora solo conocido por trabajos para televisión) y la sólida dirección de Clint Eastwood (94 años) contribuyen a una película notable. Porque a partir del dato de discutible credibilidad y tal vez para disolverlo el filme se expande en una trama vigorosa en la cual cada protagonista vive su drama. El centro de todo es el de un jurado que rehúye la premisa básica de su rol y carga con la mala conciencia del caso. Pero lo que busca no es solo rehuir su responsabilidad, sino primordialmente, impedir que un inocente de dudosa reputación sea condenado en su lugar. Pero en la sala hay una ambiciosa fiscal en plena carrera por un cargo electivo que necesita esa condena y frente a ella un abogado de oficio, bien intencionado pero de escaso talento y garra.
En el cine el drama judicial es en general un drama enfocado en detalles y vueltas de tuerca que mantienen la tensión. La felicidad de Jurado Nº 2 es tal vez su opuesto. El drama no se concentra sino que rebota en personajes y situaciones laterales (una jueza de pocas pulgas, un exdetective que no puede evitar investigar por su cuenta) para dar una idea del microcosmos de un pequeño pueblo de Georgia. Es imposible no pensar en otro lejano título de Eastwood , Medianoche en el jardín del bien y del mal de 1997. Eastwood ha sido un escéptico de los valores del sistema. Sus villanos son los burócratas que buscan culpar a los héroes anónimos . Sully o Richard Jewel, protagonistas con nombres propios acosados por la jauría anónima que desconfía de quienes toman medidas fuera de lo esperable. Aquí Eastwood mueve el foco de sus convicciones. Es cierto que hay quienes prefieren pensar con la lógica de la manada. Pero están los casos individuales, a caballo entre el bien y el mal, con sus dudas y culpas a cuestas y esos son los personajes que le interesan. Son aquellos que pueden traer a la luz la buena voluntad de la gente y la robustez del sistema, a menudo olvidada. Es un filme atrapante en el cual ningún plano sobra y ninguna escena carece de interés. Está en Amazon Prime.
Jurado Nº 2 (Juror #2). EE UU 2024. Director Clint Eastwood. Con Toni Colette, Nicholas Hoult, J. K. Simmons, Kiefer Sutherland.