OPINIÓN

Clara Rodríguez, no llegué a tiempo

por Jeanette Ortega Carvajal Jeanette Ortega Carvajal

Foto: Dr. Freddy González

Ya terminó el concierto y los reflectores de luces azuladas, llenos de magia, dan sensación de un tiempo detenido en un espacio elegante, culto y formal, como lo es la Sala de Conciertos del Centro Cultural de Arte Moderno . Allí, estoy segura que fue así, una alucinante danza de teclas y cuerdas se llevó a cabo.

Música de sol y luna, qué exquisita combinación para el título de un concierto que no dudo fue tan inolvidable como la leyenda griega en el que el sol, inmenso y apasionado, enamorado de la luna y a pesar de los celos de Afrodita pero bajo el beneplácito de Zeus, logra por segundos fusionarse con su amante en un eclipse. Es cierto, esto ocurrió en el concierto, pero el eclipse no fue entre el sol y la luna sino entre la música y el público. Así me lo contaron quienes tuvieron el privilegio de presenciar un acto de amor musical y aunque hice lo imposible, no logré llegar a tiempo. Sin embargo, sé lo que pasó. Voces presenciales me lo dijeron. Voces de quienes se deleitaron con el talento de Clara Rodríguez, Miguel Delgado Estévez, Eduardo Ramírez, Federico Ruiz y un ángel que en un principio no apareció en el afiche y que, tampoco lo dudo, debe haber sido otro obsequio de Zeus: Ángel Fernández, este es el nombre de un joven de talento extraordinario quien está al nivel de músicos tan maravillosos, y a quien también admiro y quiero.

Ahora, las luces del teatro están apagadas … en este instante, ese recinto está vacío. Sin embargo, después de Música de sol y luna, ni siquiera ese espacio volverá a ser el mismo y es que la música y la interpretación que el público allí escuchó, no podrá ser olvidada. Tampoco la olvidarán las paredes ni las tablas de madera del escenario, ni las luces azules, ni el oscuro telón de fondo que en secreto amó cada nota musical que tanto virtuoso junto hizo nacer.

Hice lo imposible por asistir, pero todo se complicó. Lo hermoso, lo sublime, es que el amor entre el sol y la luna se hizo música dando origen a otra leyenda y, mi corazón, aunque nadie lo vio, se sentó en una butaca vacía que en silencio se quedó esperando por mí … sí, allí estaba yo, aplaudiéndolos de pie, disfrutando de algo maravilloso que quienes estuvieron presentes supieron valorar y agradecer.

Amigos, los quiero a cada uno de ustedes … los quiero mucho y estoy orgullosa de la amistad y del cariño que nos tenemos.

De nuevo, mis respetos, mis felicitaciones y mi admiración, no solo de parte mía, sino de esta Venezuela que a ustedes los vio nacer y que pronto volverá a florecer.

Nos veremos en una próxima ocasión. Qué continúen los éxitos …

@jortegac15