OPINIÓN

Ciudades comunales: ¿último pataleo del régimen? 

por William Anseume William Anseume

El terrorífico régimen de Nicolás Maduro huele su agonía. El olor lo hace huir de nuevo hacia adelante y hacia los lados. Busca la total desintegración del Estado. Para reconstituirlo a su modo. Un modo vertical. Ruso. Chino. Comunista. Ortodoxo. Avanza con la intimidación. Avanza con la represión. Avanza con la detención de la prensa libre que va quedando (la persecución a El Nacional o el cierre de Radio Rumbos, son más recientes muestras). Avanza con la destrucción universitaria. Avanza con la destrucción económica. Cree que avanza.

Aspira a confundirnos con las elecciones como caramelo para niños. Aspira  aconfundirnos a los más desprevenidos con el simulacro del incremento de un tal «Poder Popular». Sancionará una «Ley de Ciudades Comunales». La refundación del territorio. Otros nombres para  ciudades paralelas a las que conocemos. Otra organización política, social, económica, cultural. Parlamentarios designados en asamblea y no por voto directo y secreto. Impuestos. Financiamiento que se desvía, como las funciones, de estados y municipios. ¿Piensan en la derrota posible aún con el amaño electoral? Resultado: la implantación nada horizontal, nada descentralizada, del comunismo más tradicional en su concepción. Dicen Marx y Engels en su manifiesto: «El proletariado, capa inferior de la sociedad actual, no puede levantarse, sin hacer saltar toda la superestructura formada por las capas de la sociedad oficial».

Por eso ignoran la propia Constitución que se dieron en su mejor momento político. No les hace falta para «hacer saltar toda la superestructura oficial». Por eso tampoco aprobaron otra con la «Asamblea Nacional Constituyente». Cualquier votación para gestar un texto nuevo o modificar este la perderían. Y no les hace falta otra derrota así. Basta desconocer la carta magna y desconocer todo. Deshacer todo: la justicia, la educación, el trabajo, la moneda, la empresa privada, la Fuerza Armada, la organización del Estado… Basta para ello la concreción definitiva de ese adefesio juridico-politico: las ciudades comunales. El «poder del pueblo» dominado y controlado.

Lo que hay que hacer saltar es al régimen. Apelando cívicamente a las fórmulas establecidas: 333, 350. Apelando internacionalmente a la fortaleza del TIAR, a la fortaleza del R2P. Instrumento que comienza a moverse de nuevo a solicitud de países que, curiosamente, no son ni Estados Unidos, ni Canadá, ni Brasil, ni Colombia. ¿Límites? Muchos. El veto chino y ruso, por ejemplo. Prolongar esta agonía no conviene en la región. La presión debe sobredimensionarse. Se trata de la libertad. ¿Divide el Estado y vencerás? ¿Divide electoralmente y vencerás? Si no arrebata. Crea paralelos y vencerás. Invade con terror los cerros, el llano y los bloques del 23 de Enero: vencerás. Mata y apresa: vencerás.  Creen. Por cierto, Rumanía está entre los solicitantes del R2P. Curioso. Llama la atención.