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¿Cisne negro o Rinoceronte gris?

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«Tengo tres décadas de experiencia global en medios, finanzas, gestión de organizaciones sin fines de lucro y creación de contenido, ayudando a los tomadores de decisiones a analizar y mejorar sus estrategias para enfrentar desafíos comerciales y políticos evidentes pero poco abordados.

Mi último libro, El rinoceronte gris: cómo reconocer y actuar sobre los peligros evidentes que ignoramos, fue publicado en abril de 2016 por St Martin’s Press, seguido de una edición internacional en inglés y traducciones en Hungría, Corea, China, Taiwán y Noruega. Ha sido muy influyente en la política de riesgo financiero de China.

Entre mis especialidades puedo citar las siguientes: gestión de riesgos, anticipación de crisis, finanzas globales, tendencias económicas globales, riesgo global, crisis de deuda, tendencias de inmigración global, impacto económico de la inmigración, regímenes de ciudadanía, China, América Latina, República Dominicana, Haití, Europa, mercados emergentes y liderazgo».

Las anteriores son las palabras -y la autoridad- de Michele Wucker en su cuenta de Linkedin y nos sirven de introducción para establecer la diferencia entre un «cisne negro» y un «rinoceronte gris».

Un cisne negro es un suceso que se caracteriza por tener los siguientes atributos: es una rareza de la que no se conocen sus probabilidades de ocurrencia, ello en virtud de que está fuera de las expectativas normales; cuando aparece y se materializa produce un impacto tremendo; y finalmente, pese a su condición de rareza, la naturaleza humana hace que inventemos explicaciones sobre su aparición después de que ocurre, con lo que, erróneamente, se hace explicable y se califica como «era predecible».

El término de cisne negro fue acuñado por el ensayista, investigador y libanés nacionalizado estadounidense Nassim Nicholas Taleb en su libro publicado en el año 2007, El cisne negro: el impacto de lo altamente improbable (Nueva York: Random House and Penguin Books). El mencionado término encuentra origen en una expresión latina, cuya referencia conocida más antigua proviene de una descripción que hizo el poeta romano Décimo Junio Juvenal (60 AD – 128 AD).

Por su parte, un rinoceronte gris es una amenaza altamente probable (se conocen con anterioridad sus probabilidades de ocurrencia), es también de alto impacto y aun conociendo las dos anteriores características, constituye una amenaza a la que se le presta poca atención, una amenaza descuidada pues. Un rinoceronte, según la especie, puede llegar a medir hasta 2 metros de altura, 3 metros de largo, 1,5 metros de ancho; pesar 3,6 toneladas y alcanzar, en carrera, los 55 km/hora (Usain Bolt, en todo su esplendor ha alcanzado 45 km/hora). Se caracterizan, además de su tamaño, por tener un agudo sentido del olfato y un oído supersensible. Ahora haga un ejercicio e imagínese en plena sabana africana viendo cómo se aproximan hacia usted, a toda velocidad, esas bien visibles 3,6 toneladas para embestirlo.

¿Por qué los líderes y los tomadores de decisiones permanecen sin abordar los peligros evidentes antes de que se salgan de control? Es precisamente la pregunta que nos hacemos todos y cuya respuesta aborda Michele Wucker en el libro mencionado.

El tema viene a colación porque hay por allí alguna información circulando en los bien diversos medios de todo tipo, sobre que la actual pandemia del covid-19 constituye un cisne negro.

Con respecto a la pandemia, la propia Wucker escribió recientemente: “Dado lo que sabemos sobre las pandemias y su creciente probabilidad, los brotes infecciosos son altamente probables y de alto impacto. Acuñé el término «rinoceronte gris» para describir exactamente tales eventos: obvios, visibles, directos hacia usted, con gran impacto potencial y consecuencias altamente probables».

Si todavía el lector tuviera dudas sobre lo previsible del evento de marras, en el buscador de su preferencia puede colocar las siguientes tres distintas frases: «Cronología de pandemias+Wikipedia», «Bill Gates 2015+pandemia» y «Severe Acute Respiratory Syndrome Coronavirus as an Agent of Emerging and Reemerging Infection+2007».

La última frase mencionada, por cierto, es un trabajo publicado en octubre de 2007 en el Nº 4, Volumen 20 de la publicación Clinical Microbiology Review, p. 660–694 y en la parte final de sus conclusiones de la página 683, tituladas “Deberíamos estar listos para la reaparición de SARS?» («Should we be ready for the reemergence of SARS?») dice, en traducción fiel, lo siguiente: «Los coronavirus son bien conocidos por sufrir recombinación genética, lo que puede conducir a nuevos genotipos y brotes. La presencia de una gran reserva de virus similares al SARS-CoV en murciélagos de herradura, junto con la cultura de comer mamíferos exóticos en el sur de China, es una bomba de tiempo».

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