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Ciclo vegetativo de la vid en el trópico

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El conocimiento del ciclo vegetativo de la vid en cada región es muy importante para el viticultor, porque todas las prácticas de manejo que tiene que realizar para llevar a feliz término la producción, están estrechamente vinculadas a dicho ciclo. La exitosa respuesta a prácticas como el riego, el abonado, la fertilización, las operaciones en verde, las aplicaciones de reguladores de crecimiento y el efectivo control de los parásitos (enfermedades y plagas), depende en gran parte del conocimiento de las diversas fases del ciclo vegetativo de cada variedad de vid y su duración en cada zona en particular.

En condiciones tropicales en la mayoría de las zonas agrícolas, la temperatura se mantiene todo el año, sobre los 10 °C, por lo que la vid está sometida a un régimen de crecimiento continuo, debido a la inexistencia de reposo invernal. En estas condiciones, la labor de poda se convierte en la práctica que finaliza un ciclo vegetativo y promueve la iniciación de uno nuevo, en cualquier época del año.

El ciclo vegetativo consta de varias fases, que se inician luego de la de la poda y finalizan  al realizar la próxima poda. Estas fases, llamadas estados fenológicas son: Brotación, Floración, Cuajado, Envero, Maduración y Reposo vegetativo.

La brotación se produce entre los nueve y los catorce días de efectuada la poda; las yemas abren y emiten los brotes, los cuales contienen las inflorescencias o racimos de flores. Entre 30 y 35 días después de la poda, se produce la apertura de las flores o floración; y a continuación la fecundación de las flores y el cuajado del fruto. Luego, entre 80 a 90 días pospoda, se produce la fase de envero, con la cual se inicia el proceso de maduración. Durante este proceso se puede observar el ablandamiento de las uvas, el cambio de color de su la piel, tornándose moradas en las variedades tintas como el Tempranillo, Syrah, Petit Vertdot, Cabernet Sauvignon, Merlot y Malbec, entre otras; y tornándose amarillentas y algo translúcidas, en las variedades blancas como Chenin Blanc, Malvoisie, Macabeo, Sauvignom y Chardonnay, entre otras.

Este proceso finaliza con la maduración total de las uvas, aproximadamente entre los 110 y 135 días, contados desde la poda, dependiendo de la variedad; una vez cumplido dicho ciclo, se puede efectuar la cosecha de los frutos, proceso denominado específicamente “vendimia”. Luego, la planta entra en la fase de reposo vegetativo, el cual finaliza con la próxima poda, la cual inicia un nuevo ciclo.

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