La expulsión de Taiwán del Parlamento Centroamericano es un síntoma del detrimento de los principios y valores democráticos en la región. Desafortunadamente, China comunista avanza sin frenos, ni contrapesos en las Américas.
En junio de 2022 la dictadura de Nicaragua asumió la Secretaria General del Sistema de Integración Centroamericana (SICA). El Protocolo de Tegucigalpa fue pisoteado. La democracia y los derechos humanos fueron abatidos.
Desde que el dictador marxista, Daniel Ortega, llegó al SICA, e incluso antes, ha tenido dos únicos temas de agenda: acercar a los regímenes de Rusia y China a Centroamérica y anclar a estas potencias política y militarmente en la región.
Rusia vetada. En abril de este año Ortega invitó Sergei Lavrov a Nicaragua para oficializar su ingreso al SICA como Observador. Fracasó. Los Centroamericanos le dijeron que de momento no era conveniente su ingreso. Ojo, de momento.
Cursos antidrogas. Aunque Rusia fue vetada temporalmente del SICA, Ortega ha promovido durante 16 años, con relativo éxito, un acercamiento peligroso con dicha potencia ofreciendo cursos antidrogas para Policías de toda Centroamérica.
Volviendo al tema de Taiwán, la pequeña isla asiática es el mayor accionista del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) y su impacto en la región eclipsa a cualquier otro país de Asia, según ha dicho Dante Mossi, Presidente del BCIE.
Taiwán socio clave. De los más de 16.000 millones de dólares de préstamos otorgados por el BCIE en los últimos 4 años, 11% fueron financiados por Taiwán, fondos esenciales para mantener su calificación crediticia soberana AA+.
Taiwán en el SICA. A pesar de que Daniel Ortega ha pedido la incorporación de China y Rusia al SICA, esta ha sido rechazada. El dictador, que se benefició por 14 años de Taiwán, insiste en que este país es una base militar de Estados Unidos.
La agresiva política de “Una sola China”. De 22 países que reconocían diplomáticamente a Taiwán únicamente quedan 13 naciones. En Centroamérica Belice y Guatemala siguen fieles a Taipéi, pero esto podría cambiar muy pronto.
China significa bajos salarios, productos de mala calidad, menos democracia y más violaciones de los derechos humanos. A excepción de Panamá, en Centroamérica el milagro económico no se ha cumplido.
El caso de Nicaragua. En casi dos años de relación bilateral ha quedado claro que China compra poco a Nicaragua, pero le vende mucho, 70 veces más para ser exactos. Durante los primeros 9 meses de 2022, las exportaciones a China fueron de apenas 11,3 millones de dólares y las importaciones sumaron 798 millones.
Asimetrías. En Costa Rica, China también ha logrado imponer sus productos sobre los nacionales. Pekín vende en promedio 3.350 millones de dólares anuales, pero apenas compra 430 millones.
Golpe económico. En el largo plazo, China no deja de tener un impacto negativo en aquellos negocios y empresas centroamericanas que luchan de forma desigual contra el gigante asiático y sus productos baratos de mala calidad.
Pekín, un socio tacaño. A diferencia de la generosidad de Taiwán, el régimen de Xi no da nada gratis. Nicaragua ha adquirido más deuda, 60 millones de dólares para viviendas unipersonales y una flotilla de buses de mala calidad a precio de Mercedes Benz.
La batalla de David contra Goliat. Taiwán todavía se aferra con uñas y dientes a Centroamérica, manteniendo una fuerte presencia en el BCIE y el SICA. La política de “Una sola China” todavía no ha consumado su victoria. Taipéi no se rinde.
**El autor es periodista exiliado, exembajador de Nicaragua ante la OEA y exmiembro del Cuerpo de Paz de Noruega (FK).