Como una acción planificada y ejecutada de burdo marketing efectista, esta semana se produjo la expulsión de venezolanos y algunos colombianos desde territorio fronterizo chileno. Ello marca un antes y un después en la historia de nuestras relaciones con el gobierno de Piñera. ¡Como terminación de una suerte de ciclo aclaratorio de con quién se cuenta en este continente para enfrentar y resolver los problemas de fondo! El incompetente gobierno de Sebastián Piñera optó por la receta fácil de atender mediante estrategia y propaganda chauvinista innegables efectos indeseables que causa la problemática del narcorrégimen de Nicolás Maduro en toda la región, al crear una tormentosa calamidad humanitaria.
Chile, ¡te regalo a Sebastián! Pero no me refiero a tu “Sebastián Piñera”, que sea para bien o para mal ya es tuyo, según lo juzgue la historia; y que en estos momentos prefiero dejarlo al propio juicio al pueblo chileno. Hoy prefiero regalarte a ti, al Chile libertario, mi recuerdo de “Sebastián” Francisco de Miranda, precursor de la independencia hispanoamericana, presentando a Bernardo de O ́Higgins ante su “Logia Masónica Lautaro” al lado de sus más preferidos discípulos. Te regalo Chile mi admiración por tu héroe de la independencia chilena.
Quiero a ti, Chile de las madres de desaparecidos, más allá de poses de izquierdas o derechas, muchas simuladas, pretendidas y otras peor representadas por los peores criminales que se dicen políticos, más bien resaltar los gestos de tus grandes mujeres: como Michelle Bachelet, que ante la llegada de nuestros legítimamente designados magistrados del Tribunal Supremo de Justicia venezolano, escapados de la persecución de la narcotiranía venezolana en el año 2017, llegaron a Chile y fueron acogidos y apoyados dignamente por el gobierno en tan difícil trance. O los gestos y expresiones de amor de otra gran chilena para con Venezuela y su pueblo como es Isabel Allende; cuando se ha referido con amor y humanidad hacia los venezolanos. Madres y padres que huyendo con sus hijos del terror de la destrucción de una nación entera, del hambre, de las enfermedades, sobreviven bajo el sol que nos debería abrigar a todos en esta América. Caminan, ruedan, cargan los niños, lloran, sudan, hasta llegar adonde puedan encontrar un poco de misericordia; y trabajar para ganarse el pan de cada día.
Quiero, Chile hermano, que estuviste entre nosotros en Venezuela, al no poder “escribir los versos más tristes esta noche” porque ya lo hizo Neruda, y otros antes, como los tan hermosos de Gabriela Mistral, escribirte cuánto me entristece que lo que más se refleje entre nuestros pueblos en estos instantes dolorosos sea la expulsión de ciudadanos de lo que fue alguna vez nuestra promesa de una “Gran Colombia”. Expulsión de ciudadanía hispanoamericana desplazada por un conflicto armado no declarado, que sin poder existir dignamente en sus pueblos de origen, sin libertad de conciencia, sin posibilidad de atención de necesidades primarias de ningún tipo, ahora se les devuelva y se les expulse bajo el sofisma “de haber ingresado irregularmente a territorio chileno”.
Quiero pedirte Chile, que ante tamaña canallada, decidas alzar tu voz y “enfrentar el chauvinismo patriotero”. Los desplazados, venezolanos, colombianos, son mujeres y hombres maltratados, perseguidos por la miseria y la condena de narcodictaduras y sus sociedades criminales. Mafias que imponen una suerte de guerra de exterminio al disidente y a los que estorben a sus planes. No están en viajes de aventuras, o en búsqueda de sueños fáciles o paraísos terrenales. Escapan para no ser de por vida sometidos a estructuras dictatoriales criminales, como las del narcotráfico, el narcolavado, el comunismo lacerante y su contrabando bautizado “socialismo del siglo XXI”.
@gonzalezdelcas
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