OPINIÓN

Cátedra Libre Edgar Sanabria

por Luis Barragán Luis Barragán

Hemos perdido el hábito de considerar los problemas fundamentales del país tan requeridos de la profundidad que muy antes tuvieron, apostando por los más simples y banales en correspondencia con los intereses del régimen.  Parece explicarnos un amasijo de circunstancias de ojerosa quejumbre,  sospechando de toda complejidad al compás de la nada casual  desescolarización que va creciendo tan inauditamente.

La reconstrucción del urgido sentido común, exige de legos y especialistas capaces de recuperar la polémica pública, devolviéndole el prestigio que alguna vez ostentó.   Las redes digitales no pueden pretextar más nuestras ligerezas, ni abonar a los prejuicios y reforzar el maniqueísmo cultivados por  un bien calculado discurso oficial (y oficioso).

Rentistas, supimos de los pormenores del petróleo en manos extranjeras y en las nuestras, popularizadas también determinadas expresiones técnicas que ahora las antojaríamos incomprensibles y ociosas.  Las páginas rojas de la diaria prensa,  reportando detalles varias veces escabrosos, pero también las diligencias policiales del caso, nos familiarizaban con el nombre de los más destacados criminólogos frecuentemente consultados, como igualmente ocurría con otras fuentes y personalidades acreditadas por el aula superior.

Respondiendo a la necesidad de ejercer una pedagogía de la amplitud y de la densidad, a las puertas de la Universidad Simón Bolívar, ha nacido la Cátedra Libre Edgar Sanabria, en esta ocasión, con el auspicio de los profesores, estudiantes, egresados, empleados y obreros organizados de la sede de Sartenejas.  La ha inaugurado Giuseppe Giannetto, quien fuera rector de la Universidad Central de Venezuela a principios de este siglo, con una ponencia iluminadora en el contexto de las obscuridades por las que brega constantemente el poder establecido.

Convertida la calle en aula, harto significativa fue la jornada celebrada ayer lunes: por una parte, es posible  e indispensable compartir, desde los espacios académicos, con todos los venezolanos que no aceptan agotarse en la rutina, susceptibles de comprender y de comprometerse cabalmente con aquellos asuntos de enorme trascendencia que son los que nos pivotean hacia el porvenir.   Todos debemos, porque podemos, acceder al planteamiento de aquellas cuestiones que exigen de mayores precisiones que las acostumbradas, en la que el conocimiento va al encuentro de la experiencia e imaginación;  irremediable,  superar el socialismo del siglo XXI acarrea algo más que el voluntarismo y el azar, vinculando nuestras diagnósticos y demandas a las perspectivas reales, en principio, sociológicas, económicas y culturales que autoricen e impulsen la transición democrática.

Por otra,  tercamente libre, la cátedra rinde  sentido  tributo a un venezolano  injustamente olvidado, como Edgar Sanabria, presidente de las Junta de Gobierno en la difícil y arriesgada travesía de 1958,  quien decretó la Ley de Universidades con pleno  reconocimiento de la autonomía universitaria. Ésta, inscrita en las más caras luchas estudiantiles del siglo XX impresionantemente desconocido por las nuevas generaciones, contó con la promoción y determinación del profesor Sanabria, el jurista que impartió clases por muchos años en la universidad que vence las sombras: además, individuo de número de tres academias nacionales, jamás temió al quehacer político, sobrevenido oficio e inspiración, en los dramáticos momentos que vivió aquella Venezuela.

Luego, nada más pertinente que el profesor Giannetto para la inauguración de la cátedra, quien desde mucho tiempo atrás ha hablado a los venezolanos de bien no sólo con su trayectoria académica de altísimo nivel,  sino con la del ciudadano que, al ejercer el rectorado de la Universidad Central de Venezuela y la presidencia de la Asociación Venezolana de Rectores Universitarios,  defendió y supo defender la máxima casa de estudios frente al propio Chávez Frías y al chavismo que la tomó por la fuerza.  Expresión del genuino liderazgo de la sociedad civil que marcó un importante precedente histórico, se hace sentir en la formidable conjunción de la universidad y de la calle, la que justamente permitirá la deseada reconstrucción del sentido común capaz de superar los artificios de un socialismo que jura haber confiscado la presente centuria.

@Luisbarraganj