Fuerte Tiuna Miraflores (FTM), agencia central del castrocubanismo dependiente de la Rusia putinesca, logró transformar el sabio refranero popular venezolano repleto de original doble sentido, picaresco muy ligado al beisbol, en el militarista lenguaje oficial mayormente populista y arrabalero para ocultar su naturaleza criminal. Es el utilizado para sus informes a los citados jefes foráneos, a subalternos como también a disfrazadas emisiones televisivas, radiales y todos los medios controlados por su Conatel.
Algunos ejemplos:
«Lo pasamos muy bien, para nosotros los salvadores de la patria es gozar un puyero esta faena lenta pero firme que logra vaciar al territorio de sus habitantes naturales aunque traidores y poco a poco repoblarlo con nuestros patriotas camaradas de las FARC, el ELN, Hezbolá y filiales. Proceso revolucionario que nos reafirma las bases del poder con todo y matanzas internas que libramos solo por ahora. Además, este mecanismo que nos enseña nuestra madre Rusia mantiene distraídos con chismes, dimes y diretes, a los enemigos pitiyanquis de aquí y los de afuera, grandes traidores de la patria que huyeron amparados por el enemigo capitalista mundial. Su tarea diaria es jalar bolas al imperialismo gringo».
«Los 6 millones de cobardes que se han marchado por nuestras fronteras olvidan o no pueden llevarse las riquezas de sus mansiones oligarcas construidas con el robo al pueblo pobre. Aprovechamos ese ‘dejar el pelero’, cuadros de pintura rara y cara, adornos de oro y plata, vajillas y corotos europeos, joyas tipo diamantes, perlas legítimas, brillantes y otros macundales. Los recogemos y ahora por fin forman el tesoro nacional público que nosotros resguardamos en el Banco Central a fin de proveer al hombre nuevo con alimentos, medicinas, vacunas, pensiones, jubilaciones, seguros de salud y sueldos elevados a todos los habitantes de nuestra nación reconstruida. Sin excepciones».
«La propaganda enemiga riega la noticia falsa de que nuestros chamos mueren por desnutrición crónica y falta de hospitales que los mediquen, curen y apliquen tratamientos como cirugías, trasplantes, quimioterapia y similares. La verdad es que esos carajitos eran unos pelabolas niños de la calle y, tal como lo prometió nuestro comandante eterno, fueron y son rescatados de la miseria convertidos en soldados de la gran patria libre, hacen carrera militar y desde la milicia pueden ascender a coroneles y generales dispuestos a defender nuestra soberanía, incluso si nos ordenan formar parte de los ejércitos europeos y asiáticos que hoy se disponen a resucitar el imperio soviético por mandato de compromiso. Esto no significa jugarretas, traiciones y mucho menos mamar gallo, al contrario, nos lleva a echarle pichón de frente al independentista socialismo bolivariano del siglo XXI que sin pedir cola, por vía directa o electoral y al echarle bolas abarcará sin dudas a todo nuestro continente, colonizado por los infantes pioneritos. Y para sacarla del estadio hay que dejar Internet únicamente para nosotros, tal cual se cumple en un país moderno que sea revolucionario cabal».
«Llegó la hora de prohibir las cobas que desprestigian a nuestra gloriosa fuerza armada divulgando que es un antro dedicado a echarse un polvo diario con rapé de cocaína y acosando mujercitas o también que es una institución ilegítima en un constante echarse palos con cualquier clase de birras, sea cerveza, ron hasta champaña y whisky de los buenos».
Reflexión: razones de sobra tenía el profesor Ángel Rosenblat, director del Departamento de Filología, Escuela de la Letras de la primigenia republicana y aquella sí bolivariana Universidad Central de Venezuela que el régimen usurpador arruinó y está maquillando para que sea el magno cuartel educativo forjador de diplomados delincuentes graduados con toga y birrete.
En sus magistrales investigaciones, clases y diccionarios apoyado por serios especialistas y estudiantes interesados que “fichaban” vocablos y frases para archivar sus descubrimientos sobre raíces, derivaciones dialectales y diversos usos en el habla, textos informativos y literarios, insistía el exigente y estricto maestro en lo muy revelador que implica desentrañar las Buenas y malas palabras ya publicadas en sucesivos tomos. Método seguro, como ningún otro, para comprender a fondo mentiras y verdades propias y ajenas.
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