En España, estos últimos meses han sido unos de los más interesantes que he vivido en cuanto a política. El cambio de tendencia se ha dado gracias a una jugada política, planificada desde la Moncloa, para desestabilizar el poder territorial del Partido Popular en sus grandes feudos de poder. La jugada le ha salido tan mal al presidente Sánchez que, de una jugada “brillante” que buscaba derrocar a los presidentes de las comunidades autónomas del Partido Popular en todo el territorio nacional, ha terminado con la derrota más grande de su gobierno y uno de los peores resultados de la historia del Partido Socialista Obrero Español (en adelante PSOE). Pero el PSOE no ha caído solo; los aliados en esta jugada, Ciudadanos, se han llevado la peor parte: de ser una de las mayores fuerzas políticas de España, han quedado pulverizados en las urnas al borde de convertirse en la nada absoluta.
En cambio, el Partido Popular, ha logrado una de las victorias más grandes de los últimos tiempos. Ha convertido a una presidenta, que nadie conocía hace dos años, en una de las mujeres más influyentes e importantes de España, y ha logrado escalar en las encuestas nacionales como la primera fuerza política del país.
Es claro que la estrategia de la actual directiva del Partido Popular ha sido la clave de esta victoria. En muchos artículos lo he comentado; la estrategia de Casado ha sido siempre vender la gestión de los líderes regionales y municipales, para así hacerle ver a la población que el Partido Popular es la única opción viable para hacerle cara al nefasto gobierno de Sánchez.
Las elecciones generales, sean este año o en el año 2023, traerán el mismo resultado: el partido Popular será el próximo partido de gobierno de España. No hay manera de que este gobierno sobreviva a la situación política actual y es imposible que sobreviva al caos económico que ha creado con la pandemia.
Los claros resultados de esta estrategia, nos han hecho dar cuenta de que los ciudadanos están entendiendo que la demagogia, los discursos baratos, el subvencionismo y la diatriba política, no hacen que el país crezca. La única forma de crecer es trabajando, ayudando al ciudadano a crear sus empresas, bajando los impuestos para la inversión extranjera, creando trabajo mediante mayores facilidades y, sobre todo, entendiendo que el pueblo es inteligente, que somos mucho más que unos tabernarios.
Ese crecimiento que tanto ansía la sociedad española, pasa por la libertad. Pero la libertad de dejar trabajar a los empresarios, de intentar bajar los impuestos a los ciudadanos trabajadores que desde que amanece toman las calles para hacer crecer este hermoso país, de darle la libertad de crear empresas de formas muchos más ágiles y que si les apetece salir después del trabajo a una terraza puedan hacerlo sin sentirse juzgados.
La esencia del español no la pueden cambiar. Son personas muy trabajadoras, que lo que buscan es hacer su trabajo de la mejor manera posible para darle una buena educación a sus hijos; que buscan estabilidad económica para poder tener más que sus padres y buscan la manera de que sus hijos tengan más que ellos.
Es ahora cuando el ciudadano se está dando cuenta de que la única manera de que el país avance es poniendo en marcha la maquinaria, con trabajo e inversión, y no como lo quiere hacer este gobierno, que es poniendo en marcha la maquinaria con la mitad de las piezas sin engrasar y exigiéndole más esfuerzo del que se puede dar.
El gobierno exige mucho más al ciudadano ahora y, lo peor, es que cree que las personas no se dan cuenta de cómo les está afectando, en su día a día, la subida de impuestos.
Los votantes no son tontos y se están dando cuenta por ejemplo, al hacer la compra, de lo que ha subido la comida con los aumentos del IVA; entienden que ahora, cuando quieran viajar a su segunda residencia, que si lo hacen en avión el pasaje será más costoso por los aumentos en los impuestos al combustible aéreo o, si bien quieren evitar los traslados en avión, deberán tener preparados cientos de euros para cruzar el territorio nacional en auto con los nuevos peajes. Al final, la población entiende que esos 80.000.000.000 de euros no saldrán de los bolsillos de los que más tienen, sino que saldrán de los de siempre: de las clases trabajadoras y de la clase media.
Es por esta razón que Sánchez ya ha perdido las elecciones; creía que con sacar a un personaje de una fosa para llevarlo a otra lograría la reelección permanente del gobierno más costoso de la historia española.
La desesperación de la Moncloa es tal que quieren asegurar el apoyo de su partido sea como sea. Lo quieren lograr haciendo una limpia total y tomando el control absoluto de sus filas, sin que nadie hable, sin que nadie opine, sin que nadie se oponga al máximo líder.
Todo esto lo ven las personas porque, al final, la gente sabe qué es lo que pasa y saben por qué pasa. Mientras ven lo que pasa en el PSOE, ven lo que pasa en el PP; que el trabajo se está haciendo, que las promesas electorales se están cumpliendo, que entienden cuándo es momento de ceder y apoyar, y cuándo es momento de ponerse duros para evitar males mayores. Simplemente, el votante ve cuál partido lo está haciendo bien y cuál lo está haciendo mal.
Es por esto por lo que estoy muy seguro de que el actual presidente del Partido Popular será el próximo presidente de gobierno; porque Pablo Casado, sus presidentes autonómicos, sus alcaldes y todos los afiliados, están haciendo el trabajo que tienen que hacer. No ganará Pablo Casado únicamente como individuo, sino que ganará un equipo de mujeres y hombres que darán la batalla por el crecimiento de España. Elegir al PP, es elegir las políticas económicas de Ayuso, elegir al PP es elegir la cercanía de Martínez-Almeida, elegir al PP es elegir el crecimiento industrial en Galicia, elegir al PP es la bajada de impuestos de Fernández Mañueco, elegir al PP es destapar la corrupción del PSOE en sus 35 años gobernando la junta de Andalucía, como lo está haciendo Juanma Moreno. Simplemente elegir al PP es la mejor opción que tiene España en estos momentos: por su valentía, por nadar contra las corrientes clientelistas socialistas, por ser el único partido con un proyecto para España, por ser el garante de la libertad y por ser el gran equipo de gobierno que tantas cosas buenas está haciendo, hasta en el peor momento de la historia del mundo.