OPINIÓN

“Cartica” mata votos

por El Nacional El Nacional

Para Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional ilegítima, aunque discrepe del agregado, el presidente electo y, por tanto, según él, el que será juramentado el 10 de enero es el que presente el acta de proclamación del Consejo Nacional Electoral. 

La cartica, como la llamó en su más reciente perorata de 58 minutos, está en poder de Nicolás Maduro y esa cartica íngrima sustituye las 30.000 actas del escrutinio de las elecciones del 28J, que el mundo, y Edmundo, le siguen exigiendo que presente cuando transcurren casi 60 días de las votaciones. Cartica mata votos.

Toda la tramoya conocida en las últimas horas y fraguada con sigilo, con los Rodríguez como ejecutores, aún la “pequeña Delcy, con su mano vendada”, lo que la hace incapaz a los ojos de su hermano de una coacción, lo que pretende es negar, de una vez y para siempre, que el CNE dará a conocer la data estadística íntegra, mesa a mesa, de las elecciones del 28 de julio.

Si hicieran públicas las actas, el presidente electo no sería el portador de la cartica sino el que obtuvo el respaldo abrumadoramente mayoritario de los venezolanos, que no es otro que Edmundo González Urrutia. Si lo hicieran, la votación del candidato opositor, y presidente electo, sería aún mayor que la que registra 83,5% de las actas del escrutinio que la oposición logró hacer públicas. 

La comunidad internacional haría bien en poner un límite a su espera de las secuestradas actas del escrutinio electoral porque el afán del régimen discurre por senderos tortuosos en los que, junto con la represión descarnada, se urden otro tipo de documentos -Rodríguez dice que aún se reserva más- que revelan su faz calculadora y fría. El proceder, en fin, de una máquina aceitada para causar daño físico y moral a sus oponentes, con Jorge Rodríguez como estilete principal.

La verdad tiembla cuando Rodríguez la invoca, así se ponga un ropaje de cordero. Según contó en su última comparecencia, en la que pidió a los medios que por una vez digan la verdad “pura y simple”, se presentó con su hermana en la residencia del embajador de España, tocó el timbre, entró, disfrutó de un ambiente cordial, pero ordenó grabar y tomar fotos porque lo que estaba en juego es “la paz” de la República.  

¿Cuántos días de paz habrá habido desde que asumieron el poder en 1999? Tendría que admitir, quizás necesite un diván para ello, que fracasaron rotundamente en ese supuesto propósito. Las evidencias puertas adentro y puertas afuera de la vida de los venezolanos son inocultables y forman parte de expedientes muy gruesos que emparentan al régimen con la peor tradición de los gobiernos autoritarios que sembraron el terror en la región. ¿Habrá algo que atente más contra la paz que desconocer la voluntad popular?