Señor decrépito:
Le aclaro de entrada que, a estas alturas de mi edad, algo más de 70 años, pero lejos de los 80, he sido un hombre sin vicios: no bebo, no fumo, no juego. Bueno, solo un jueguito de dominó de vez en cuando; y, aunque procuro mantener la dignidad del tedio como en alguna parte de su obra dice Fernando Pessoa, me he sorprendido a mí mismo asumiendo el riesgo de ser candidato a la presidencia de la república que Ud. y su comandante han destruido sin contemplaciones.
Me han dicho que Ud. tiene 61 años. A propósito de eso, déjeme decirle que según los científicos que se han especializado en el tema del envejecimiento consideran que la vejez comienza a la “temprana edad” de los 40 años. Esto quiere decir que en ese aspecto ya tenemos algo en común: somos viejos y, seguramente, decrépitos. No voy a discutir eso, no soy de los que dice: “quítame esta pajita del hombro”.
La diferencia es que yo no le hago mal a nadie, sé distinguir el bien del mal, cosa que Ud. no sabe, y me propongo ante el pueblo como la mediación para una salida democrática, mientras que Ud. se ensaña sin pudor haciéndole daño a un país entero y siendo el más grande productor de crisis que ha conocido el país desde la primera mañana de nuestra independencia.
Déjeme decirle, también, que yo entiendo su crisis existencial, no tanto, porque muy pronto pensará que todo pasado fue mejor, con seguridad, ese será su pensamiento el 28 de julio pasada las 8:00 de la noche, sino, y he allí lo desconcertante, porque, Ud. no asume que tiene más pasado que futuro.
Ud. en sus acostumbrados discursos llenos de insolencias y expresiones donde no guarda el menor respeto por sus adversarios ha hablado de “viejos decrépitos”, para referirse a mí y a MCM, olvidando su condición de viejo y, también, de decrépito, pues, basta ver sus recorridos por calles, pueblos y ciudades, totalmente vacíos, hasta el punto que Ud. mismo viéndose en la soledad más absoluta les ha reclamado a los suyos, que hay demasiadas cámaras y muy poca gente y, travestido de actor, saluda al supuesto gentío gritando “aquí está el pueblo desbordando las calles, aquí está el pueblo chavista en sus manifestaciones de amor”. Estas son una muestra de sus expresiones que mayormente enuncian su decrepitud.
Le recuerdo, señor decrépito, que aquel discurso, no suyo, sino el de su comandante, en el que conjugó dos narrativas: una la de la guerra y otra inequívocamente la religiosa, caracterizadas por: “el desconocimiento del otro a quien se asumió como enemigo, al que había que suprimir, incluso físicamente, por el culto a la personalidad, los dogmas sectarios, el encantamiento ritual en torno al mesías, la búsqueda de herejes e infieles y traidores a la revolución” no tiene hoy ningún impacto en su antigua base de apoyo, porque, esta se hartó de esperar por el cumplimiento de sus promesas y lo ha abandonado… los ha abandonado.
Y sin embargo, expresión una vez más de su condición de viejo decrépito, sigue utilizando un lenguaje que si bien le sirvió a Chávez para encantar a un pueblo que ha hecho de la victimización parte de su naturaleza, a Ud. no le ha servido y solo, sin proponer ni explicar nada, lo ha llenado de consignas, viejas consignas de manual y “un cortejo populoso y retorcido de muletillas y frases hechas”, en fin, un discurso que manifiesta incapacidad comunicativa y decrepitud, pero eso sí, rico en “vulgaridades y disparates de una estupidez perfecta y chabacana…”.
Es lamentable que un hombre, que es un jefe de Estado, alimente el odio mediante un lenguaje brutal y grosero que desdice de su investidura.
Reconozca que estamos ante una nueva realidad que exige un cambio, este viejo y MCM, la inobjetable líder del movimiento ciudadano que hoy es mayoría, proponemos el retorno a la política, a la política del sentido común y del respeto al otro, sin demonizarlo.
Es claro que aspiramos a tener el poder. Pero no el poder en sí mismo, sino el poder para hacer algo que nos beneficie a todos. Hoy somos la expresión legítima de la Venezuela insumisa.
Cuídese mucho, especialmente, de caídas en el baño, hágase el examen de la próstata. Hoy está de moda el antígeno prostático, aunque sugiero que se haga el tacto. No se preocupe.
Sin más por los momentos.
EGU.
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