Señor presidente:
Durante mucho tiempo, mientras don Luis Almagro estuvo al frente de la Organización de Estados Americanos, y su predecesor, el doctor José Miguel Insulza; ambos gobiernos, el de Hugo Chávez y el de usted, ganaron votaciones reiteradamente en la OEA.
Nadie podía entonces, más allá, de los estridentes titulares de prensa, citando la vocería de algún personaje resentido con el resultado, cuestionar la democracia venezolana. Era una democracia con imperfecciones, pero democracia al fin.
Fue la Organización de los Estados Americanos la que señaló que la auditoría a los votos y actas del referendo presidencial venezolano (que tanto Henry Ramos Allup como López y compañía cuestionaron) ratificaban el triunfo del entonces presidente, Hugo Chávez.
El ex secretario general de la OEA y expresidente de Colombia César Gaviria legitimó un proceso que era cuestionado por los actores políticos de esa época, lo que fue un triunfo del gobierno.
Entiendo que a todos nos gusta ganar, sin embargo, en el ámbito político también hay que saber perder.
La verdad es que el gobierno acarició la idea de desprenderse de la Organización de los Estados Americanos cuando empezó a perder votaciones.
En 2017 el secretario general de la OEA, Luis Almagro, propuso la suspensión de Venezuela del organismo regional si no se celebraban elecciones generales en el país durante un plazo de 30 días.
La decisión de suspender a Venezuela no estaba en manos de Almagro, el gobierno presidido por usted tenía la simpatía de gran parte de los países del Caribe y Centroamérica, también de otros aliados como Ecuador y Bolivia.
Recientemente, con motivo de la Cumbre de las Américas 2022, el asesor de la Casa Blanca para Latinoamérica, Juan González, expresó que Estados Unidos reconocía a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela, pero descartaba que fuera invitado al evento.
González explicaba que si bien Washington tenía una postura a favor de Guaidó -fue el primer país que lo reconoció luego de su autoproclamación el 23 de enero de 2019-, entendía que no todos los invitados a la cita continental opinaban lo mismo.
“Vamos a seguir reconociendo a Guaidó, hay países donde existe consenso en esto, pero en otros no”, declaró González.
Los países de la Cumbre de las Américas son los mismos que integran la Organización de los Estados Americanos.
Disculpe se lo recuerde -y lo hago en el tono más respetuoso-, su no legitimidad está precisamente en el desconocimiento que tiene la OEA a las últimas elecciones. Esto puede parecerle injusto, pero es la realidad, y un político tiene que estar siempre dispuesto a lidiar con ella.
No será Estados Unidos el que le dará legitimación a su gobierno, y al final del día toda esta situación en la cual fue sumergida Venezuela por la confrontación entre usted y sus adversarios del G4, terminaron aislando al país, provocando gravísimas consecuencias para la empresa privada, la banca, y el ciudadano común en general.
Estados Unidos puede comprarle petróleo a un gobierno que considera ilegítimo y no democrático, mientras esto sucede el Departamento de Estado dejará ver en sus declaraciones la temperatura que mida el termómetro del vecindario, que dicho sea de paso, están agrupados en la Organización de Estados Americanos.
La prudencia que muestran líderes como Petro (que ya ha designado embajador ante la OEA) como el propio Lula, próximo presidente del Brasil (al que no veo abandonando la OEA) con respecto a usted, es por las acusaciones de ilegitimidad de su gobierno.
Si bien es cierto la observación electoral de la OEA está regulada en la Carta Democrática Interamericana y, por consiguiente, no deberían pronunciarse respecto de elecciones que no han sido invitados a observar… la verdad es que el peso de la OEA es inobjetable.
Le recuerdo que las elecciones presidenciales de 2006 en México: en aquella ocasión, el expresidente Felipe Calderón ganó por solo 0,56 puntos al hoy presidente Andrés Manuel López Obrador, quien cantó fraude, y fue la OEA quien tuvo la última palabra, respaldando el veredicto del órgano electoral.
Venezuela perdió toda influencia en el Hemisferio debido al proceso de cuestionamiento de la institucionalidad democrática, todos los problemas empezaron en la OEA, y es ahí donde hay que resolverlos.
Sin un proceso de legitimación antes de las elecciones de 2024, vamos rumbo al precipicio, no podemos seguir aislados del vecindario.
Por ende, le pido, respetuosamente iniciar una amplia reflexión sobre la necesidad de volver a la Organización de Estados Americanos.
Sin más.
Leocenis Garcia
Coordinador Nacional de Prociudadanos.
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