OPINIÓN

Carta abierta al venezolano

por Brian Fincheltub Brian Fincheltub

Hermano venezolano, hoy te escribo desde el exilio, ese lugar que nos separa físicamente de Venezuela, pero que jamás logra romper el cordón umbilical que nos mantiene unidos para siempre a la tierra donde nacimos, crecimos y que guarda nuestros más felices recuerdos. Te hemos visto sufrir, resistir y renacer de las cenizas. Hemos vivido, con la emoción y la impotencia de quien está lejos, cada uno de tus despertares heroicos, cada uno de tus actos de rebeldía frente a la represión, cada gesto de dignidad frente a la humillación. Te hemos celebrado, te hemos aplaudido, te hemos honrado. Pero también hemos sufrido junto a ti, con el dolor de quien ve alejarse cada vez más el día del reencuentro, cada derrota, cada frustración tras los no pocos intentos por recuperar tu país, nuestro país.

Entiendo cómo te sientes hoy, entiendo que tengas miedo a creer de nuevo. Miedo a que la esperanza vuelva a apoderarse de ti, temor a otra desilusión, a otro repliegue forzado al ruidoso silencio de la resignación y la cotidiana lucha por la supervivencia. Pero tú y yo sabemos que el estado actual de las cosas está lejos de representar “normalidad” y no es lo que merecemos como nación. Venezuela nació para ser libre y los venezolanos nacimos para conquistar y reconquistar nuestra libertad cada vez que alguien pretenda arrebatárnosla. Al final, tener esperanza no es más que estar vivo, es entender que el presente jamás es para siempre y que todo, absolutamente todo, está destinado a cambiar.

Sobre tus hombros hay una enorme responsabilidad. La dictadura se encargó de que así fuese negándonos a los más de 8 millones de venezolanos que vivimos en el exterior el derecho a participar. Todavía recuerdo mi primer voto, fue en la elección presidencial del 2006, frente a un Chávez prácticamente invencible electoralmente, fui a ejercer mi derecho con un orgullo que se me salía del pecho. Sabía que mi opción no sería la ganadora, pero sentía que tenía un deber cívico de dejar constancia de que no todo el país pensaba igual, que éramos millones los que seguíamos de pie frente a la amenaza de una aplanadora “revolucionaria” que prometía llevarse todo por delante para construir algo “nuevo”. Aunque lograron arrasar con todo sin construir nada, no lograron arrancar el espíritu de lucha del venezolano, ese que ahora se despierta nuevamente en ustedes para no dormir jamás hasta recuperar nuestra democracia.

Sabemos lo difícil que será el 28 de julio, comprendemos los riesgos a los que se exponen quienes ese día dirán por primera vez no, quienes levantando la cabeza derrotarán el miedo y las amenazas para expresarse sin coacción, en libertad. Fundamentalmente, valoramos la titánica tarea que tendrán los miles de testigos y miembros de mesa quienes, con valentía y rectitud, serán encargados de defender y hacer valer la voluntad de millones de venezolanos que se expresarán ese día.

Estamos a pocas horas de escribir una nueva página de nuestra historia, una historia que ha tenido como saldo lamentable millones de desplazados, miles de perseguidos, encarcelados, torturados y asesinados. Muchos se fueron antes y no podrán celebrar con nosotros el domingo, pero a cada uno de ellos también pertenece la victoria que estamos a punto de alcanzar. Nuestras casas, nuestras madres, padres, nuestros hermanos y sobrinos que solo hemos visto por WhatsApp nos esperan. Venezuela también nos espera para empezar todos, los que se quedaron y los que quieran regresar, su reconstrucción desde las ruinas en el que lo sumió el chavismo durante más de 25 años. ¡Vamos a ganar, Venezuela!

@BrianFincheltub